Nunca llegará el adiós

Mis nudillos ensangrentados,

mis pensamientos destrozados,

mis piernas no cesan de temblar

y mis ojos no hacen mas que llorar.


Me cuesta respirar,

me cuesta pensar,

caigo rendido al suelo,

al lado de un muro,


donde pone escrito: muero,

donde manchas de sangre,

existen por mi desesperación,

por el miedo a saber la verdad.


Por el miedo a ver la dura realidad,

mis sentidos desaparecen,

solo consigo escuchar

una dulce voz que no me hace mas que llamar.


Tan poco familiar y diferente era,

que no es de extrañar que tanto me sorprendiera,

recobro la vista, y el muro se desvanece,

y una muy familiar figura aparece.


Sus lágrimas caen en mi cara,

y mi alma se extraña,

de su bonita boca,

sale esa voz para mí realmente desconocida.


Menos mal, menos mal,

suspira ella, cansada de llorar,

y a mi me hace pensar;

¿ A dónde he estado a punto de llegar ?


No, no habrá un adiós,

no llegará hasta que cada mal causado

por mí, sea realmente erradicado,

No, ese adiós nunca llegará.


No antes de que mi pasado haya cambiado, y de que este amor haya salvado.

​

 

Mejor la reconciliación, el reconocimiento y el amor.
Grata lectura.
Saludos y feliz sábado.