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Nuvegaciones, derivas y otros desvaríos.

Tema en 'Poemas Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Iskandar, 16 de Mayo de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 268

  1. Iskandar

    Iskandar Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    27 de Abril de 2017
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    Género:
    Hombre
    I.- Ingrávido destierro.

    Esta mente mía, desvaría,
    Atraída por tanta deriva,
    Si al menos fuera productiva,
    Otro gallo me cantaría.
    Pero no piensa en nada práctico,
    Tiene tendencia de globo aerostático.
    ¡Más lastre, más lastre
    O vamos al desastre!

    Esos paraísos que esconden las nubes,
    No es cosa sólida, no lo dudes...

    Pero no será mejor eso,
    Que andar en un destierro.
    La tierra me rechaza, puedo dar fe de ello.


    Salto, salto con todas mis fuerzas,
    Por violar una ley más,
    La ley de la gravedad, ¿qué es eso,
    Para el que se alimenta de excesos?
    Salto, salto y con suma fortuna, consumo el asalto.

    Pero resulta que los resultados no han sido los esperados...
    El cielo aún queda demasiado lejos,
    Yo que lo veía cercano...


    Lejos de arrepentirme y de abrir paracaídas,
    Navegaré entre las nubes y el suelo
    Nuvegaré orgulloso...
    ¡Acepto este límbico destierro!


    II.- Con rumbo cierto.

    Por islas de espuma nuvego,
    Con sus murmullos de caracola.
    El rumbo es lo de menos,
    Que la tierra es bien redonda.
    Arrojé la rosa de los vientos,
    Que los aires, hace tiempo,
    Volaron sus pétalos y corola.
    En mi nube nuvego,
    Indeciso entre dos mares,
    Sin rumbo y sin vela.
    En mi barco,
    Bajo el arco de abismos insondables,
    Nuvego, vago,
    Llevando un pobre bagaje.
    Cada vez que intento anclaje,
    Se me parte la cadena...
    ¿Será cuestión de sabotaje?
    ¿Será acaso, mi condena?

    Sólo obedezco a los vientos,
    Que cada vez que izo bandera,
    Furiosos le hacen jirones
    Y la esparcen en la niebla.


    III.- Naufragio Universal

    Por fin la calma, por fin la paz,
    Por fin, las melenas de Febo
    Se rizan con los corales del mar...
    Pero en lontananza ¿Qué diviso?


    ¡Aquello tiene un aspecto fatal!
    Dolor humano resuena en los albatros,
    Olor a fuego me trae la sal,
    Sangre negra rechazan las aguas,


    Pero...¿ dónde está el naufragio?
    ¿Dónde la tempestad?

    A mi encuentro sale Neptuno...
    - Dame mi alimento perro,
    Paga tu tributo al Rey del mar.
    - Ruego a mi Rey sea comprensivo
    Con los hombres de la mar.
    Que tienen en el corazón escrito
    Un contrato de solidaridad.
    - La humanidad ha muerto, cretino,
    Y estos muertos te hundirán.
    Sólo estás frente al destino,
    Entre el viento y la mar.


    - Puesto que así nací, nada he perdido,
    Cobra tu tributo amigo,
    Y pelillos a la mar.


    IV.- Fuerza VI

    En mi nave nuvego,
    En mi nube naufrago.
    Sólo obedezco a mi sino,
    Ni motines ni sufragios.
    Que no hay peor desatino
    Que surcar rumbos contrarios,
    A lo que discurre profundo
    Por las cavernas del cardio.
    Si quieres, buen amigo,
    Sube a mi nave un rato.
    No te ofrezco buenos puertos.
    Ni tesoros escondidos,
    Ni arrecifes dorados.
    Pero por Neptuno, te aseguro,
    Que echaremos un buen trago.
    Mas no implores si vienen mal dadas
    A dioses ni santos,
    Ni consejos del pasado,
    Ni brillantes adelantos.
    Aquí sólo gobierna mi brazo...
    Que para llevarlo a buen pique...
    Me sobro y me basto.


    V.- Canto de sirena I

    No hay nada mejor que ser un bucanero.
    Nuvegar entre la bóveda de los mares
    Y los abismos del cielo.
    Por velamen tu falda,
    Por estandarte tu liguero.
    Pero sirena, ¿qué pretendes,
    Llevarme al embarcadero?
    ¿Pero todavía no entiendes
    Que yo no soy tu prisionero?
    Sobre las olas del mar,
    Bajo los abismos del cielo,
    Seguirá navegando mi nave.
    Y sobre mi nave, mi sueño.
    Si quieres subir, sube.
    Si no, aguarda en el puerto.


    VI.- Rumbo: Mañana

    ¿Cuál será mi último puerto?
    ¿Moriré náufrago en la tierra
    O con firmeza ante el timón de mi velero?
    ¿Dónde echaré mi último trago?
    ¿Cuál será mi pensamiento postrero?
    ¿Qué órgano de mi cuerpo
    Ha de amotinarse primero?
    ¿Tú, pobre corazón,
    Que has sufrido en silencio,
    Odios, tristezas y alegrías,
    Desazones y anhelos?
    ¿Vosotros, pulmones que lleváis dentro
    Un aire cargado de aguas de los siete cielos?
    ¿Estómagos, hígados, riñones, vísceras,
    Que tuvisteis que digerir lo que otras no pudieron?


    ¡No! ¡Que no se arredre nadie!
    Juntos aguantaremos.
    Y si hemos de morir,
    Pues todos juntos moriremos.


    VII.- Último puerto

    Hoy el viento norte me ha traído rumor de río
    Y río hoy me siento. Soy río de la tierra...

    De la tierra he nacido
    Y a la tierra vuelvo...
    Me cansé del mar, ya ven,
    Tan callado, tan inmenso.
    Navego contracorriente río adentro.
    Mi alma asalmonada
    Me lleva hasta el origen de lo incierto.
    Quiero morir en las cumbres,
    Al amparo de los hielos...
    Donde convergen los mares y el cielo
    Las gaviotas me dijeron:
    “Ha llegado tu momento”.
    Los delfines, cantarines,
    A este puerto me trajeron.
    Sí, es la embocadura del río
    Al que tanta veces di la espalda.
    Tres vueltas di al mundo,
    Tres por este sitio pasé:
    La primera, volví la vista,
    La segunda miré con calma...
    La tercera con nostalgia.
    En cambio ahora río mío...
    Ahora te miro con ansia.


    ¡Allá voy!
    El río se me viene encima,
    Bendiciendo nuestro encuentro.
    Navega, navío bravío,
    La última prueba,
    El último desafío.
    ¡Horror! Revientan tus maderos,
    Mis huesos y tus astillas, naufragan en el suelo.
    El palo del mástil me vale para apoyar mi tullido cuerpo.
    Remonto por la ribera, subo por pedregales y neveros.
    ¡Sí! ¡Allí está! El origen de todos mis pasos,
    Correrías, nuvegaciones, naufragios y destierros.


    ¡Sí!, desde aquí se veía el mar...
    Y las tierras que hay más adentro...
    Desde aquí...¿Qué podía hacer sino volar
    Sobre las sombras de los despeñaderos
    Y entregarme sin dudarlo al abrazo de los hielos?...


    Estoy cansado, aquí me planto, aquí me quedo...
    Descanse en paz,
    Al menos, por el momento...


    VIII.- Renacimiento

    ¡Amo el mundo que despierta,
    la luz de un nuevo amanecer! Tan rojo, tan necesario,
    Pintando tímido el escenario
    Al que desbocado me entregaré.


    Me embriagará el rocío de la mañana.
    Esparciré mis cabellos al aire frío de la montaña.
    Recorreré senderos, esbozando huracanes.
    Aquí estoy. ¡Sí, soy yo otra vez!
    ¡No! No había muerto.
    Tan sólo había caído, pero ya me tengo en pie.


    Se iluminan los candelabros glaucos de la ribera cristalina.
    Canta la calandria para desempañar un alba mortecina.
    Se derrumbaron las nieves, los hielos,
    Naciendo un mundo de aguas, de vegas de colores, sobre los que navego,
    sobre los que vuelo, surcando los mares en mi navío bravío.


    ¡Aquí estoy! ¡Sigo estando vivo!
    ¿Quién quiere probar mi brazo? ¿Quién acepta el desafío?
    ¡Aquí estoy! ¡Sí, soy yo! ¡Navego! ¡Naufrago! ¡Luego vivo!


    IX.-Calma chicha

    Sediento estoy de vientos
    Que agiten mis velas,
    Sediento estoy de vientos
    Que decidan sembrar de estelas
    El paso incierto de mi navío
    Ubérrimo de calaveras.
    ¡Qué el viento decida,
    Si arriba o adentro,
    Todo menos esta quietud que me come por dentro…


    X.- Espejismo

    ¡Que me azota el viento!
    ¡Que me hiere el viento!
    ¡Que me empuja el viento!
    ¡Que me lleva el viento!
    ¡Que me acoge el viento!
    ¡Que me siento viento!
    ¡Que soy viento!
    ¡Que se paró el viento!


    Y yo aquí, en el suelo de bruces,
    Con los brazos abiertos.


    XI.- Atraque

    El sol lanzaba hermosos rayitos de cáncer
    Sobre los cuerpos moluscos que flotaban en la arena.
    Entonces pensé: Por Neptuno, ¡Cuánta decadencia!
    Entonces me pregunté: ¿Dónde queda la próxima taberna?


    El vino regaba mi garganta,
    Ánfora mensajera
    Que me trajeron sueños de tus brazos
    Tal y como yo los
    soñara,
    Tal y como yo los tuviera…
    Y bebí, bebí
    Hasta cantar, hasta hacer brotar mi alma en pena…
    Y dormí, dormí
    Y soñé un vuelo estrellado
    Con redobles de cabeza en la mesa.


    - Es hora de cerrar, buen hombre.
    Marche a dormir, a gozar la noche serena.


    ¡Dormir! ¡Dormir!
    Que bien les sienta a los vivos,
    Que mal a las almas en pena…
    Aquí no hacemos ya nada,
    Despleguemos ya las velas.


    XII.-En un puerto fenicio.

    Ofrezco mi alma al diablo,
    Muy barata..., aún funciona muy bien...
    Os lo aseguro, es una ganga,
    La vendo no sé porqué...
    Tal vez porque para llevar la vida que llevo
    Me sobra espacio y demás,
    Me basta con una de segunda mano,
    Algo más cómoda y convencional.
    Esta alma está forjada
    De aquíes y por allás,
    Macerada en sueños y batallas,
    Moldeada por la arista y la tempestad.
    Yo le auguro buen futuro,
    A quien la quiera comprar.


    Demonios de mercaderes,
    Intermediarios, mayoristas y demás,
    Los que no tenéis vida propia y os apropiáis de la de los demás,
    Decidme: ¿Cuánto estáis dispuesto a pujar?
    -Veinte años de vida cómoda, de televisor y sofá...
    Diablos de mercaderes,
    Indignos hijos de Satán
    - Trabajo fijo de nueve a cinco,
    Sin estrés ni responsabilidad.
    Vaya cara, caro amigo, seamos serios por caridad.
    - Un libro, una idea y una práctica moral,
    Compatible con negocios y progreso material.


    Demonios de mercaderes,
    ¡Ay aquellos tiempos en que podíamos tratar
    Con el honrado Lucifer.
    Nada, que no hay trato. ¡Nuveguemos otra vez!


    XIII.- Canto de sirena II.

    Nadaba en una nada muy espesa,
    Cuando fui incardinado por tus puntos tan amables.
    Fueron faro, puerto y guía
    Y si me descuido,
    Astillero de desguace.
    No escucho nunca más a las sirenas,
    Tiburones disfrazados de promesas,
    Cuando suena su canto
    Firme me dirijo al mástil
    Y me dejo atar por los vapores de ginebra.


    XIV.- Golpe de timón.
    En mi nave nuvego,
    En mi nube divago,
    ¿hay un único camino cierto
    que terco dirija mi mano?


    Un golpe de timón y babor es ahora estribor.
    Otro golpe y la proa es ahora popa.
    Otro golpe, otro golpe...
    Gira mi nave bravía, liberada de rumbos y destinos.
    Gira y gira, formando un torbellino,
    Que nos hace girar y girar...
    Que divertido, que agradable...
    Que mareo, siento náuseas,
    Me siento mal...
    Presiento el vómito que con pretensiones de big-bang
    Cae sobre la borda, ensuciando al mar
    Con cadenas de principios y valores,
    Con medusas de sueños y anhelos,
    Y la tenia del ADN flota como un reptil...


    ¡Que vacío y libre me siento! Por fin lo conseguí,
    llegué cierto a mi destino después de tanto nuvegar...
    Vaya justo ahora, tuvimos que chocar con el arrecife de coral...
    Bueno, me desafía el destino, la ley universal.
    No me importa, esta batalla ya vencimos, adiós navío mío,
    Siempre te he de recordar,
    Adiós mi buen navío sigue tu camino,
    Que yo ya floto sobre mi mismo,
    No me hace falta dar brazadas ni aspavientos
    para sentirme vivo.
    Serenamente floto sobre las aguas del aire...
    Veo entre la neblina surcar el barco de Anubis,
    Simpático me hace una señal,
    Allí veo la desembocadura del Ganges,
    Con muchos navegantes, adornados de flores y guirnaldas...
    Sí esto debe ser la embocadura del Nirvana...
    Un marabú funcionario me dice que deje de pensar ya,
    Adiós amigos, nos vemos en el más acá.


    XV.- Etéreo retorno.

    Otra vez, me arrastran los vientos y las nubes de sal,
    Me sacan de casa, me niegan el reposo,
    Me destierran la paz,
    ¡Ay! Que siempre estoy igual,
    Persiguiendo los mismos cielos acuosos
    En los que me cansé de Nuvegar.
    Buscando tesoros que sé que no están,
    Buscando refugio en puertos
    En los que juré no atracar.
    Otra vuelta al globo y en el mismo sitio estoy.


    Al menos una cosa, aprendí esta vez:
    Nunca más he decir... Nunca jamás volveré.
     
    #1
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  2. Maramin

    Maramin Moderador Global Miembro del Equipo Moderador Global Corrector/a

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    19 de Febrero de 2008
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    Hombre
    Bienvenido, Iskandar, buen inicio en el portal compartiendo esta enorme composición que nos ofreces como primicia y muestra de tu obra poética.

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    #2

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