Ocaso VI

Ríos de vientos,
la voz apretando el nudo, la luz.
Es un mediodía evasivo,
crueldad en brotes de autista interpretación.

Vírgenes veranos caen;
Lo sideral es el follaje que la sombra persigue.

Aquí el estruendo es un botón al desprenderse,
aquí, bellos llantos vuelven dulces las orejas.
Nada esta oculto del ayer,
ni la espuma en la escritura,
ni los pétalos
que danzan sobrios en la negra espera de la siesta.

Si no disparan, no duelen las palabras,
aunque el amante corra la mano a los ojos,
el resto del cuerpo ya estuvo en la boca.

El nudo aprieta, la voz olvida,
igual es luz este camino,
donde casi nunca sobra esperanza.

 

El desencanto se vistió de gala para escribir el poema, un abrazo compañero

 

Soy un odioso
Gracias por pasar