Ocio

Rehén todavía de mis soliloquios,
Injustificada franqueza de palabras cortas.
Aprisionado aun en el vivo color de la nieve pasada.
Sangrando mi mano sin huella de acciones pocas.

Sentado en un sofá con el sol a cuestas forjando iluminar,
Uno que deslumbra paso a paso y día con día hasta cegar,
Delirando las palabras escupidas en l gris de la materia pensadora,
Absorbiendo el humo que ha dejado la luna en su nocturnal caminar.

Las manos desocupadas creando imagen y semejanza,
Con el pulgar metralla y pluma sin balas.
Con el oído firme a las vibraciones que retumban el aire.
Un aire extraño y aspirado antes de tardes raras.

La cabeza segundo a segundo redundada de blasfemias.
Vientre gestador de la locura inmediata.
El cuerpo todo lleno de melancolía decembrina.
El paladar sabor a tarde mercantil y tumultuosa.

Venga OH negra música al alivie sanador,
Venga como fuego que corrompe el frío y alimenta el oxigeno,
Entrando a caudales por mi cuerpo mortecino ya plagiado,
Entre sentimiento mordaz y arrollador.

 

Crece el poema, una excelente cascada de imágenes bellas y precisas.
Mis estrellas y un abrazo,

 

excelente poema amigo, saludos