Oda al lector

Lector,
compañero de viaje,
cómplice de perenes oscuridades.
Descifra con tus manos los silencios de mi alma.
Permíteme por un instante, ser el Virgilio de la divina comedia que es la vida,
¡Infierno, Purgatorio y Paraíso!.

Lector,
toma mi mano anónima,
para curar los versos corroídos por el insomnio.
Deja flotar las coplas de Cioran en burbujas de optimismo.

Lector,
realizador de cadáveres esquistos.
Permite a mi ego perecer,
a las sobras de tu búsqueda.
¡No me encuentres, no te encuentres!
Dualidad en metáforas difusas.

Lector,
perpetuador de olvidos,
discípulo de Heráclito.
No declames mis poemas más allá de tus sinapsis,
no navegaras la misma estrofa,
no seras el mismo rapsoda.

​

 

Lector, dame algo de dinero, por mi obra literaria.
¿ Verdad ?
Bueno...
Todo se andará. Algún día...

 

Muy agradecido por tan insigne presente, Lancelot... Que me ha gustado; sobre todo por
tu preclara capacidad creativa. Lo que para mi es un buen logro. Felicitaciones y gracias.

Cordialmente, te saluda: El Gitano.​

 

Entendido, no declamaré tus poemas más allá de mis sinapsis.
Comparto contigo: Hay poemas que deben ser leídos a solas y que su voz carezca de sonido y sólo sea un eco del alma de su autor...
Felicitaciones.
Jazmín