Oda de una despedida.

El silencio es como el alma,
está ahí pero no lo tocas,
lo sientes y te sumerges en él
y tus ojos con él me provocan.
Me gustan tus ojos porque al mirarme,
me hacen sentir viva,
y los veo y ellos huyen,
y con su brillo ellos me embrujan.

Porque quiero una vez más
que mi cuerpo sea tuyo.
Porque quiero una vez más,
tenerte entre mis brazos,
para grabarte en mi memoria,
y después,
dejarte libre.

Y me retas y te reto,
y me abrazas sin quererlo.
Y me voy queriendo irme.
Y me voy sin querer irme.


Dejo parte mía en lo profundo de tu ser,
para ser por alguien imborrable.
Para estar junto a ti,
alguna vez mientras sueño,
y al menos un segundo en lo profundo de ti
sentirte cerca.

Quizás entre nosotros
hayan miles de kilómetros
y pasen cientos de días,
para poder ver nuestros rostros.

Quizás podremos vernos de nuevo,
quizás ya nunca más nos encontremos,
pero aunque quisiera no irme me voy.
Y aunque quisiera quedarme me voy.
Porque una oportunidad dorada,
es la que la vida me ha otorgado hoy.

Y me odias y te odio.
Pero cuando lo dices,
resultas amatorio.

Y quisieras que tu boca no mintiera,
y quisiera que mi boca no mintiera,
que nuestra historia fuera un cuento
que no me resultara tan aonio.

Quisieras que fuera feliz,
que hiciera mis sueños realidad,
y que el tiempo me dé tiempo,
y así te consiga olvidar.
Y pasarán los días,
y conoceré a otras gentes,
que adoren mi ridiculez,
que aguanten mi risa, mi cara y mi mente.

Me alejé pensando,
que el miedo a irme no estaría ahí.
Pero huir del miedo,
es como huir del propio reflejo,
estando perdido,
en una casa de espejos,
entre más le huyes más le ves,
y ahí está siempre.

Y me dan ganas de besarte,
pero me alejo,
y me dan ganas de abrazarte,
pero solo dormida puedo.
Y no me arrepiento de lo vivido,
pero quisiera salir corriendo.
Porque me da miedo querer.
Porque me da miedo ser querida,
por ese alguien que quiero querer.



Que gran error el quererte,
Que gran error,
y que grande es la ironía,
pues la imaginación inconsciente
me lleva a lugares en tu compañía
donde jamás estaré.

Una vez me dijiste que la vida
solo de uno es,
y no importa quien diga o haga,
debo ser quien quiero ser,
¿entonces qué debo hacer
cuando el querer ser yo no sepa?

Y el miedo me invade
segundo a segundo.
Miedo al fracaso.
Miedo al engaño.
Miedo de que por miedo,
no pueda vivir eso que quiero.
Miedo que la soledad me abrume,
como en el pasado ya lo ha hecho
y en la lejanía me consuma,
y en la lejanía me derrumbe.


Temo a ser cobarde,
Y a dejar la lucha,
Temo que un día
Me llene la amargura.
Adelante hay una espada,
Y atrás de mí una pared,
Porque quiero algo
Que no quiero tal vez.

Porque quiero volar
y alcanzar el cielo,
y estar tan arriba del mundo,
que nadie me enfrente en duelo.
Y estar tan arriba y tan lejos,
que solo reine ese silencio,
que está ahí pero no oímos,
que está ahí pero no lo tocas.

¿Cómo explicarte lo que vivo y siento
cuando por la mañana me despierto,
si abro los ojos y quiero seguir soñando,
y nunca más despertar?

Quiero ser y dejar ser,
y abrir la ventana y ver las estrellas nacer.
Que me regalaran la luna,
y una margarita y una sonrisa profunda,
mientras la brisa con olor a menta
toca mi pelo mientras diviso en la lejanía,
una incandescente llanura.

Quisiera estar sola y en mi soledad,
ser acompañada por mi esencia
y por la de alguien que ahí,
disfrute por siempre mi presencia.
¡Cómo quisiera ser fresa en vez de flor
para que me entendieras!
¡Cómo quisiera no darle importancia
a tantas cosas que no son tan complejas!
Pero son insignificantes las cosas
que me hacen lo que soy.

Y mi perfume huele a peras.
Y mi pelo a melocotón.
Y mi risa es fastidiosa.
Y exagero cada emoción.
Pero en mi amo la diferencia a lo que odio,
y amo la similitud a lo que quiero.
Y las metáforas serán metáforas
que solo yo interpretar puedo.


Si te he herido solo Dios sabe,
que para ti nunca lo quise.
Y solo él sabe que más que nada,
desearía ser digna de llevarte conmigo.

Porque eres demasiado para mí,
porque tu mente ha tocado temas
que la mía jamás conocerá.
Porque para ti la vida es insuficiente,
para tu esencia
y tus pensamientos van más allá,
de los logros e injusticias propias.
Porque tu mayor ambición,
es el mundo cambiar.

Y no me he ido y ya te extraño,
y quisiera amarrarme a ti,
y no dejarte nunca.
Porque me haces ver la realidad,
porque cuando me ahogo,
me rescatas y revives.
Porque en ti encontré un polo,
que me aterriza,
que me despierta.


Me voy lejos y no vas a estar ahí.
Me voy lejos y puedo cambiar.
Me voy lejos y para ser honesta,
no sé cómo mi vida será.
Y eso es lo que más asusta,
el no saber, el no querer,
el estar sin estar,
el miedo a crecer.

Como agradecerte tu paciencia,
tu calidez y tu manera de ser,
porque en pocas palabras has dejado en mí,
enseñanzas que jamás olvidaré.
Y hay muchas cosas que tengo que cambiar,
y tengo muchas cosas por aprender,
y seguramente cometeré errores,
que ahora no puedo prever.

Pero esa es la vida y no puedo evadirla,
tocará esperar para ver
lo que el destino me depare
lo que al final resulte bien.


Me voy porque si no lo hago
me voy a arrepentir.
Me voy porque en este momento
creo que es lo mejor para mi
pero eso no significa
que no quiera estar aquí.
Me voy porque tengo que aprender,
a valerme por mi misma
y a depender de mi misma,
y aprender a quererme
y a siempre ser sencilla
y a poder ser prudente.
Y solo así podré ser feliz.

Gracias por las risas.
Gracias por los abrazos.
Gracias por la burlas,
y por los regaños
Gracias por el cariño
y por todos los momentos
que fueron compartidos.

Dar es dar,
Y lo que de ti más admiro
es tu capacidad de no esperar
nada a cambio por lo que das.

Y aunque esté lejos
siénteme cerca.
Y aunque este lejos,
siempre piensa,
que en mi hay una amiga
que en mi hay un poema
que para ti siempre ahí estará.

El silencio es como el alma,
está ahí pero no lo tocas,
lo sientes y te sumerges en él
y tus ojos con el me provocan.
Y así mismo es la distancia,
que se siente estando cerca
y que con perseverancia
se ignora estando lejos.