Odio la vida

Cuando la noche caiga abrasadora
golpeando los cimientos de mi alma
apiadete de mi y de mi impotencia
en esta penitencia ya anunciada.

Aciagos los pesares que condenan
el recelo que esconde el subconsciente
calvario inevitable de la muerte
de aquellos que el amor nos va enlazando.

Despojo del amor arrebatado
cruel es la oscuridad agazapada
que el refugio del tiempo inexorable
es el verdugo cruel que está esperando.

Yo maldigo el castigo de la vida
que roba todo aquello que va dando
que engaña de ilusiones y hermosura
robando todo el fruto de los años.

Odio la vida cual amante enjaula
al amor nacido libre y salvaje
guadañas que recogen en su vientre
los despojos de lágrimas y sangre.

Odio a la vida, pues la quiero tanto
como al amor, libre sin anunciarse
como olas que golpean mis heridas
dejando cicatrices de corales.

Odio a la vida, pues la quiero tanto.

 

Excelente poema polimétrico con rimas asonantes, mayormente en los versos pares, y con abundancia de endecasílabos. Se lee muy fluido, y muy rítmico, sí, posee una estética eufonía producto de los buenos ritmos de acento y entonación, más el de timbre ya señalado.
Muy buen hilo conductor con un magnífico cierre en la última estrofa rematando con el verso final.
Es como si los años se te escaparan de entre los dedos, dejando atrás anhelos no cumplidos, sin encontrar en los páramos de la vida el gozo de vivir bajo el amor libre soñado. Y asientes que el sendero se va agotando y se acerca su final de forma inexorable.
Mis aplausos. Un poema de altura, grande, inmenso, emotivo, conmovedor, precioso en forma y fondo. No comprendo como este poema está con O comentarios (bueno, ahora, ya tiene uno).
Un fuerte abrazo, querido amigo y elevado poeta.

 

Gracias compañero.