Odio las reglas.

Los hombres volábamos antes, se los puedo asegurar. Pero con tantas reglas que se nos dieron e impusieron ya no nos quedaron ganas de volar y menos de volver a intentarlo jamás. Y lo que nos era posible alcanzar ayer, hoy sin alas parece que nunca lo vamos a lograr y es mas nunca aquella habilidad podremos recuperar por culpa de nuestra mala manía de lo mágico olvidar.