Odio

El odio corroe las mentes.
La palabra tiene dos oes
que parcen ser las cuencas
de unos ojos que te miran.
Serán los de Dios o acaso
son los de una serpiente?

El odio añejo y agrio
que fermenta cuando
más oculto se encuentra.
De esa agua no he de beber
pues me envenenará para siempre.

El odio que se alimenta de vos
de tu sangre y tus latidos.
Gatilla el que ha perdido la razón
pero el tiro es también tuyo y mío.

 

Lo peor de todo es que ese odio es inducido —normalmente por psicópatas, ya sean religiosos o de otras índoles— e introducido en las mentes ignorantes.

Saludos cordiales.

 

Gracias Vicente por leer y captar la esencia de mi escrito. Hablo de ese odio del que arrasa no es la bronca o la ira que a todos nos alcanza y a veces es hasta un motor que nos impulsa. Se trata del odio como un hecho endémico, que se traduce en atentados planeados por los que detentan el poder y ejecutados por quienes obedecen.

 

El odio puede atacar a cualquier mente.
... incluso la mía (odio a los que odian).

 

Sí tal cual. Por eso te invito a leer el comentario que acabo de realizar a Evano, en el cual me refiero justamente de ese odio que tú mencionas.

 

Hoy se cumplen 22 años de ese miserable atentado, muy buen poema. Una pena que a estas alturas nadie haya pagado por esta infamia. Con este nuevo gobierno se abre una esperanza para esclarecer la verdad. El odio es la migaja con la que se alimentan los infelices; saludos