Ojala que la aurora no de gritos que caigan en mi espalda

Ojala que la aurora no de gritos que caigan en mi espalda

Ejercitos de hormigas invisibles aguardan en las fronteras del inconciente el ocaso corporal, para clavarme cuchillos de miedo y paranoia, disparos blancos que no me dejan dormir. Siento cada picadura en mi cuerpo y cada vez son mas y mas, lindo en momentos con la locura y temo que esta realidad llegue a consumarse como única, perdiendo asi las riendas de la razón. Veo el umbral palpitar y empiezo a sentirme prisionero de mi mismo, sin nadie a quien acudir temiendo errores ajenos. Resabios de otros ataques, señales iluminadas por un resplandor opaco, me dicen, me gritan que este no es el camino, que asi no voy a brillar. Mientras yo, iluso del daño en el que estoy envuelto, las ignoro, bailando desnudo en suelos hirvientes, siendo mutilado por corrientes de vientos helados, filosas como cuchillos e hirientes como el desarraigo, concretando una introspeccion extrema, finalizando el circulo vital, volviendo al embrion, siendo solo pensamientos en el eter.

 

me recordaste alguién ; me gusta este explorar del onirísmo, que se manifiesta en ese tinte surrealista. Como río turbulento que aflora desde el interior, lixiviando las esencias que subyacen la psique. temores, demonios liberados y ese dejo de alter ego desatado que linda la locura... un abrazo.