Ojos viejos.

Ojos viejos

Tenía edad de adolescente pero el alma de una vieja.
No había vivido mucho pero visto y sufrido demasiado.
No tuvo tiempo para llorar por un amor por que
gastó esas lágrimas en llorarlo a él.
A él, que era su amigo, su padre, su todo.
Habían crecido juntos, reído, peleado y jugado.
Pero de a poco se lo fueron arrebatando.
Y la vida tal y como la conocía se volvió su enemiga.
Le secuestró cruelmente a quien tanto quería,
sumiéndola a ella en una tristeza que tan bien ocultó.
Y hoy tiene los ojos viejos de tanto llorarlo
sus ojos, tan iguales a los de él, vieron cosas que no debían.
Aquellos ojos azules sufrieron aceptando sin más
la condena de seguir adelante con el corazón en penumbras.

María Antonella Paroli​