Ok, el cielo acumuló una tormenta...

Flautista de tormenta, en el ímpetu mayor de la dulce
tempestad (horizonte de sombras coronando
el abismo de la locura violacea y gris, gritos de vena de diamante
en su agonía son los ojos (relámpagos) de lo que hay más allá
(solo cielo tan celeste)), agradeces y reniegas (convirtiendo en dicha)
los embates.

Cascada de manantiales del agua.
En lo amplio de pradera
surcada por horizontes circulares, late la tormenta.
Cielo de extraño violeta y grises, destella en la hierba verde y el agua.

Flautista desnudo.
Orquesta de rudimentos, canaliza mil ríos. Trueno, y como arterias
de la furia condenzada brotan, brotan.

Vestimenta rasgada y perdida.
Cuerpo, con la sangre
de profundo rojo, derramando de las venas;
erguido en violento destino de pradera en la tormenta.
Se ahoga el viento entre los surcos, mirada tempestiva,
los ríos que ahora caen. Descalzo en la inmensidad
(resistencia y entrega es tu melodía).

Flautista de mirada de rayo abrazador y desquiciado.
Erguido derramás la sangre por heridas, la mezclás con lluvia.

Campo verde y cúmulo en las alturas, de arrebatos grises precipitando.
Melodía del flautista, es (como acariciando y esgrimiendo) frescura.
Agradeces y reniegas (convirtiendo en dicha) los embates.

 

Un verdadero placer leerte amigo poeta. Gracias por compartirlo.

Un abrazo

 

Hermoso poema. Felicidades. Que Dios te bendiga.

Besos