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Opio, nubes y palabras...

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Ricky84, 12 de Septiembre de 2021. Respuestas: 0 | Visitas: 289

  1. Ricky84

    Ricky84 Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    16 de Agosto de 2021
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    Hombre
    Mierda, qué libro tan bueno trip trip trip… ayer me dijo un ave que volara, no mentiras, no dijo que volara, pero sí algo parecido. Además no era un ave cualquiera, sino una paloma porque últimamente de tan jodido que ando me la paso en el parque Murillo, viendo palomas como si fueran gente, viendo hombres y mujeres muy similares a las palomas, aunque menos libres y acostumbrados a su cárcel de traje y corbata, a su condena de tiempo y oro empujándolos apenas a sobrevivir.

    Y en ese divagar constante, mientras bebo un café barato y le exhalo mis nostalgias al viento de tarde, al viento helado de tarde, llegan a mí pasajes de hace diez o doce años, borrosos a decir verdad, una especie de negativos imposibles de revelar porque abundan las selfies y nadie quiere hacerse fotografía… en fin, mierda, qué complicado es ser breve y decir simplemente que esos pasajes, instantes, negativos o lo que sea, me remiten a ti, a mí, bueno, a una versión tuya que ya no es, a una versión mía que dejó de ser, versiones otras de nosotros mismos que me invitan a pensar que en esa época tuvo que haber varias Amarillas deambulando por ahí, de bar en bar, buscando sexo, drogas y rock and roll, ¿será?

    Unas de esas Amarillas habrán sido más Amarillas que la Amarilla de la obra, es decir, más salvajes, más entradoras, más de decir "hola, papi, invítame algo y luego vemos qué pasa, y si no pasa nada, todo bien, todo bien que la idea es pasarla bien, pasarla bien y listo, con todos los juguetes, claro está, y si no la tiene clara, entonces suerte, usted no me merece, usted no se merece ni el Marlboro que se está fumando, pase a ver para acá"... y zas, se emputó Amarilla y escurrió el bulto hacia la mesa del rincón de Rock Bar.

    Otras de esas Amarillas habrán sido menos Amarillas que la susodicha, es decir, menos salvajes, de no demostrar el hambre del cuerpo y del alma, de no entrar en cualquier terreno movedizo, bamboleante, porque en esa época la juventud era eso (¿seguirá siéndolo hoy en día?, quizás): tierras movedizas tragándose todo a su paso, puro “vivir el momento y ya, que pase la siguiente”, mero descontrol cinco polas seis cigarros un bareto dos pases y lo que sigue, lo que sigue que la parranda es pa’ manecé y el que se duerma, chao, a pasar la cruda en el baño del bar, igual es parcero del Juanma y el Juanma no deja morir a un parcero, nunca, al menos no que yo recuerde.

    Las demás de esas Amarillas habrán sido antagonistas de las Amarillas anteriores, de la propia Amarilla que las originó a todas, que incluso me tiene aquí a mí escribiendo, diciendo que ni siquiera podría afirmar que esas Amarillas, las últimas, fueron Amarillas, sino Violetas, Azules, Púrpuras o de cualquier otro color diferente al amarillo… en definitiva, habrán sido no Amarillas buscando nada parecido a lo que buscaban las otras Amarillas.

    Las imagino yendo al bar en plan de amigos, de amigas, a tomar con moderación o ponerse hasta las chanclas, pero siempre entre amigos y amigas; a fumar puro mentolado, una decena para tres o cuatro amigos y amigas; y decirle no al porro rockero, no al pase de madrugada, no a encuentros cercanos de tercer o cuarto tipo, no a cantar a capella en modo gallo desafinao, no a coquetear con el barman, con Juanma, menos conmigo, que me valían madres los coqueteos, etcétera…

    Amarillas, amiguita, me acuerdo de tantas Amarillas mientras pienso en la Amarilla de la obra, mientras pienso en ti, aunque no sé qué tan Amarilla eras, o cuál de todas eras… Y así, pensando, me digo mierda, como siempre he escrito demás y la brisa hace trip trip trip… y las palomas con cara de gente hacen trip trip trip… y la gente sin alas de paloma hace trip trip trip calle arriba calle abajo… y la lluvia hace trip trip trip mucho antes de caer, antes de precipitarse, antes de ser lluvia… y la tarde me sabe a noche, y la noche a café y cigarro, café barato hecho en casa y cigarro comprado en la esquina, donde doña Doris; tarde, noche, café y cigarros que me saben a pasado y presente, presente que voy escribiendo y que me sabe a ti, a mí, a nosotros cuando no éramos los nosotros de ahora.

    Mierda, no debí escribir eso último, o bueno, debí escribirlo de otra manera, de una manera secreta, igual ya qué, Amarilla se va a emputar, aunque no mucho, pues no va a creer que un gato, que no es el suyo, sepa escribir, o que sabiéndolo lo haga con el estómago vacío de porvenir y la mente vaciada de reminiscencias provenientes de otro tejado.
     
    #1

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