Os maldigo.

¿Qué es aquello que me aqueja y mata
tan lentamente que me da el horrible placer
de poder sentir hasta la más leve estocada?
¿Tiene nombre? ¿Edad? ¿Es un alguien o un algo?
Quizá algo provocado por alguien. No lo sé, o tal vez sí.
Puede ser simplemente que no lo quiera reconocer.
¿Realmente vale la pena? ¿Es tan importante para mí
que acepto el perder los orgullos y dignidades que
antes me han de hacer regocijar entre los demás mortales,
solo para descubrir que es? ¿O para fingir no saber?

Es tan extraño como uno puede fingir algo durante tanto
y llega ese alguien a destruir y hacértelo tragar de una manera
humillante hasta para el desvergonzado. O una mejor incógnita;
¿Por qué permitirlo? ¿Qué me debéis de hacer para que os deje
destruir y crear desdicha en el alma de quien se sintió dichoso
una vez por creer que pudo ganarle al monstruo que hoy acaba con él?
¿Qué debo de entender para que pueda clamar clemencia ante vos?
¿Por qué no me matáis para no alargad más la agonía que me hace
suplicar de rodillas ante La Dama que me ha hecho temeroso?
¿Por qué me atormentas de la manera más vil y cruel qué puede existir?

Perded la ilusión me hace sentir ilusionado, verme morir
me hace sentir con la vida necesaria para seguir y creer que algún día
yo a ti os podré matar para regocijar mi alma al ritmo de tu réquiem
El mismo que tocará Dios para verme bailar con Satanás mientras
escupimos y maldecimos tu muerte y tumba, haciéndome sentir
más prisionero que antes. Matándome peor de lo que tú pudiste hacerlo.
Y Dios será el primero en ignorarlo. Y Satán será el primero en reír
y yo, quedaré ahí; tendido en tu sepulcro, deseando jamás haberte
herido y por si fuera poco, jamás haberte maldecido en mi ira
y desesperación de creer que nunca estaría contigo. Y así fue.

Ahora estoy aquí, postrado ante ti, mi demonio más cruel
pidiéndote perdón que vos puedas creer antes de hacerme desaparecer.
Y aquí estoy, con la bruma de tu ser, el fantasma de mi ayer
haciéndome creer que eres para mí, que fuiste mía y que te puedo ver.
¡Te quiero ver! Más no te quiero hablar pues sé que lloraréis.
¿Por qué ser este bastardo a quien odiáis irrefutablemente?
¿Quién soy yo para hacerme sentir superior a mí en tu presencia?
¿Qué debo hacer para que podáis perdonad a este inútil ser que,
se ha enamorado de ti sin el remedio que pueda curad el dolor?
¿Qué debo hacer para poder despertar de este sueño infernal?

¡Oh grandiosa señora de mi humanidad!
¡Oh santísima muerte de mi dolor y desesperanza!
¡Oh Grandiosa Diosa de mi delirio, el que supera la virtud!
¡Oh espeluznante duquesa que rompe mi silencio!
¡Oh dueña de mi temor y mis anhelos, de mis delirios y sandeces!
Magnifica figura de la vida muerta, que solo vos sabe combinar;
¿Qué debo haced para que puedas perdonan al ladrón de sentimiento?
¿Cómo debo reaccionar ante tu infinita maldad disfrazada de bondad?
¿Por qué? Esa es la pregunta que debo hacerme antes de hablad contigo.
Esa es la motivación que necesito antes de disculparme contigo.

¿Quién se avecina para llevarme al calabozo de mis deseos?
¿Por qué no te mostráis para poder ver la cara de mi captor?
¡Quítate la máscara y muestra tu rostro mundano ante mí, el creador!
¿Eres quien vino por mí para llevarme ante ella? ¿Eres su comisionado?
¡Entonces alejaos, bestia inmunda! Sois ahora mi mensajero, mi subordinado.
Tengo el derecho de hacerlo, pues yo antes ya fui de ella, aunque ella no de mí.
No iré a ningún lado hasta que no venga ella por mi
O hasta que Satán no reclame mi alma. Soy de ella o de él, quien llegue primero.
¡Tú no eres el Gran Señor! Solo eres un mandado de la Gran Señora.
Vos eres el mentiroso más grande que jamás existió, y por eso os maldigo.

¡Heme aquí! Al fin frente a ti. ¿Cómo llegue aquí?
Al fin estoy junto a ti, y tú junto a mí, por siempre y para siempre.
Mi locura ha aumentado y mi muerte ha llegado, ¿pero qué más da?
¿Qué más da? Si tú ya estáis aquí. No temeré a nada que no seas tú.
¿Qué de que hablo? Hablo de los versos que te dije a tu muerte
de las horas que lloré en tu tumba, de las miles de palabras que me trague.
Hablo del rencor que te tuve y que por fin murió. Murió conmigo
y renacerá a mí volver. ¡Estoy loco, loco por ti! Debéis sentid lo que yo.
¡Callaos, insolente! Para mi ella eres tú y tú, eres ella. No lo neguéis.
¿Dónde estoy? ¿Por qué no me matáis si no estoy muerto? ¿O si lo estoy?

He abordado la nave que me ha de llevar, a mi travesía por el caudal
de los demonios y renegados que han de llamad y suplicar por un trozo de mal.
¿Y por qué yo debo hacerlo si es ella quien quiere verme? ¿Por qué? No entiendo.
Al fin he comprendido. ¡Esto es un sueño! O tal vez una pesadilla.
Despertaré loco, tal vez más cuerdo, no lo sé. Pero, ¿y por quien debe ser?
He esperado tantos sueños para llegar aquí pero no es lo que pensé.
¿Es esta mi travesía por el mar infinito? ¿O solo un sueño elocuente que olvidaré?
¡Ya veo el farol! Y una vela negra atada ante él. ¿Quién lo diría? Es el infierno.
Caminando por los negros senderos te veo salid de tus aposentos.
¡Y no eres tú! ¡Nunca eres tú! ¡Quiero terminar ya con esto! No más tortura, por favor.

He despertado estando loco, he concluido mi vida útil, he acabado en primero
pero en último ante ti. Llevo una vida con obsesión de vos que no se salda
ni con el sueño de la muerte, si con el pasar de mis días. ¡Pero llegó!
Esperad la noche para callad esta alma errante que odia ser inmortal.
¿Quién ha de llorar por mí como yo lo hice a ti? No me importa, solo quiero vivir.
He reflexionado el tiempo y no estoy listo para abandonar esta vieja coraza.
¡Déjame vivir un poco más! Te lo ruego, es mi última voluntad. Llévate mi familia.
Pero déjame sentir el amanecer una vez más. Eres desalmada, yo te hice así.
¡No quiero irme pero el tiempo llega cada vez más rápido! ¿Qué es lo que debo hacer?
¿Cómo lo debo hacer? ¡Ya lo sé! Solo espero que te apiades, pero ya no soy de ti.

No viniste por mí, yo fui hacía ti. Y mi dolor desapareció ahora que lo sé.
Me esperasteis en muerte solo para verme sufrid en el más allá.
Una eternidad de castigos me esperan por haberte amado tanto.
Una eternidad de castigos me esperan por no haberte hecho feliz.
¿Quién será mi verdugo? ¿Será mi vieja pareja de baile? No, yo a él lo desterré.
¿Será aquel músico tan cruel que me creó por primera vez? No, él no tiene poder aquí.
Y si no es ninguno de ellos, ¿Quién será? Solo sé que espero sentado el dolor
pero este jamás llega. Y en su lugar llegas tú, riéndote de mí una y otra vez.
Y danzas al son de mi dolor, y quemas mi ardor de dolor. Ya estoy perdonado por ti.
Y no estoy perdonado por mí. Y mi verdugo seré yo, por el resto de la eternidad.

Os pido perdón por no haberte amado a tiempo.
Os pido perdón por no haberte hecho feliz en su momento.
Os pido perdón por llegar siempre que no lo querías y no alejarme.
Os pido perdón por no querer reconocer mi error hasta muy tarde.
Os pido perdón por matarte lentamente, no solo una vez, si no siempre.
Te perdono por mí penar. Por mi lenta destrucción.
Te perdono por mi eterno delirio de que estáis ahí.
Te perdono por la irreverente que fuiste a mi muerte.
Te perdono por lo que no debo perdonar pero que tú me haces tragar.
Ahora yo, te maldigo, por evitarme olvidarte después de muerta. Solo por eso, ¡os maldigo!

 

Extenso trabajo al que sin duda le has dedicado un buen tiempo. Te recomiendo que le des una leida a la gramática que está un poco confusa en algunos puntos: (ejemplo: ¿Por qué no me matáis para no alargad más la agonía que me hace de rodillas ante La Dama que me ha hecho temeroso? alargad no es la forma verbal correcta.

Veo que en esta prosa no existe el ritmo caracterísitico de la poesia. En un escrito poético se puede obviar la rima en culaquier manifestación e inclusive puedes prescindir de la escansión (conteo de sílabas en el verso) pero el ritmo debe ser ese elemento que te lleve a la cadencia musical del poema. Te invito a que lo intentes.

Saludos

Javier