Otra vez, el pajaro.

Otra vez, el pájaro me pía la noche
para desvelarme a contratiempos.
Me encuentro humildemente cansado
y sé que lo sabe.
No puedo recriminar los hechos
cuando las razones orillan el lago del aire.
Pero las fuerzas que me presume
son un cuento que sueño a veces.
El cuento de aquel valiente
que saliendo de una choza extraviada
engendró un ejército de brazos ardiendo
para rescatar la lumbre perdida.
¿Qué soy yo?
No más que un cantor de deseos.
Una fuerza que existe y se resiste.
Miedo a la pérdida de lo que tengo
como si tuviera cofres de oro y jolgorio.
Siento que pueden reírse de mí,
los álamos y las aliagas,
unos por crecer sin tregua
y otras por pinchar si las afrentas.
Será otra noche sin dormir apenas,
dándome golpes en el pecho,
para ver si la rabia saca frutos
de los poros, que viviendo sudorosos
sequen con la palabra o con la espada
un agua envenenada.