Oyendo a Wolfango Amadeo

Hasta los nombres y apellidos traducìan en los libros
en ciertas èpocas autocràticas
de un pasado no demasiado lejano
aunque no muy cercano tampoco

pero en la mente fluye el tiempo como si se tratara de la misma sangre que fluye o savia

fluye la mùsica mozartiana
aunque grabada en cd mediante rayos làser

es un lunes feriado primero de enero
y yo me deslizo por el teclado de izquierda a derecha
de arriba hacia abajo resbalan las letras bellas
las catacrasis
y otras figuras decididamente retòricas

hay una habitaciòn o es un comedor amplio
y allì està la joven y primeriza profesora de inglès
quien solloza porque aparentemente le han robado sus pocos ahorros
ocultos en el interior de un jarro de porcelana

aparece el dicho jarro y en èl el maldito dinero
yo la abrazo beso su ardiente boca nos besamos
y siento sus saladas làgrimas
rodar por sus mejillas
como una casa rodante
por los polvorientos caminos de la Patria

por las polvorientas rutas de la Naciòn
anduvimos un tiempo
procurando vender determinados accesorios, repuestos
o simplemente vacacionando
o ambas cosas a la vez

paràbamos de vez en cuando en determinadas estaciones de servicio
que como islas u oasis en medio de la nada se levantan
aisladas del mundo en esa època
ahora no creo
quiero creer que no
mientras suena el mozartiano piano

lo cierto es que el dinero apareciò: no se lo habìan robado como creìa ella
en el macdonalds
mientras yo masticaba mi correspondiente hamburguesa
y contemplaba su tana belleza
y oìa sus palabras medianas
o simplemente desgranadas
en medio de la tarde
y el olor a frituras

su belleza era propia del renacimiento italiano
una noche fuimos a bailar tangos al viejo correo
pero aquello era infructuoso bàsicamente porque ella no daba
pie con bola, perdida como turca en la neblina:
era inùtil procurar suministrarle los màs elementales pasos
en medio del torbellino demencial y danzante
en medio del salòn lleno de humo y carcajadas

ella poco despuès se enamorò de un joven mago aficionado
y hasta creo que se casò

su hermano trepò en las lides literarias
y alcanzò su minuto de fama en aquellos cìrculos àulicos y netamente viciosos
publicando toda clase de textos vagamente hermèticos
a la manera de Theodor Adorno y sus adlàteres

yo continuè con mis clases de lengua y literatura
en colegios nocturnos en los cuales muchos alumnos
sufren actualmente la adicciòn al celular:
en otra època el caso era peor ya que charlaban animadamente entre sì
durante la explicaciòn del Señor Profesor
es decir yo
quien les habla
o màs bien quien esto escribe

ahora no: su celuadicciòn los lleva a mirar videos francamente idiotas
de un minuto aproximado de duraciòn
como mucho
lo cual les impide leer novelas rìo
o largometrajes
digamos Bergman
digamos Fellini
Einsestein digamos

habrìa que llevarlos de visita a la sala Leopoldo Lugones
del TMGSM
pero evidentemente se quedarìan dormidos
roncando como ancianos en aquellos viejos tiempos
en que las gentes y las familias concurrìan al cine
a los efectos de comer pochoclo y otros manjares similares
y ver una buena y linda pelìcula
o sencillamente besarse en la oscuridad las parejas de novios
o de amantes
y otras actividades afines e igualmente non sanctas

 

Un encanto sus historias.