palabras eternas

Con fuerza perpleja en el aire...
Con aroma a cemento gastado...
De la semilla que en la grieta nació
y se desliza como palabras en vórtices de seda.
De, alguna vez, del niño que trató de escaparse,
me escapo...
entre los matices de un soñar palpable
y las huellas que se tiñen de un sabor agridulce.
De la mente que me encontró volando
entre ideas volátiles al tiempo indiferente.
De mundos vastos latentes en un paralelismo inentendible.
De angustias enmascaradas de ilusiones ambiguas.
De la mano que me llevó al paraíso y me desvistió en tinieblas.
Sentado en la delgadez de lo eterno y de la nada.
Confieso alguna vez haberme herido sin justa causa.
Más ese niño que se amaba en el rincón
desesperó la espera que letargaba.
y la angustia se espejó en su cara adormecida
y brotó de su boca de esperanza seca
una gota de néctar extraviado en el silencio de su interior.
Y la semilla creció hasta hechar flores al viento
hasta que las palabras se convirtieron en luz, por fin, eternas...