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Palabras Sin Asiento

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Yonny Galindo, 9 de Julio de 2007. Respuestas: 2 | Visitas: 626

  1. Yonny Galindo

    Yonny Galindo Poeta recién llegado

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    9 de Julio de 2007
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    I


    Me rehuye la palabra,
    escondrijos la ocultan.
    Lo inefable de los objetos
    me vacía el cosmos.
    A tientas he logrado encontrar las formas,
    Mas el verbo no se abre, ni el adjetivo,
    mucho menos el sustantivo.
    Mi ser no le he visto.
    Me dijeron que vive allá
    donde mora la palabra.
    Por eso quiero hallarla.







    II
    La recua te arrastra
    hasta las paradas
    donde nadie se detiene.

    De sus vientres descienden
    apariencias humanas.

    Alumbrado de ella fuiste
    en las amarillas soledades de los escorpiones.

    De arena
    se llenaban tus pasos.

    Y … el hombre se te hizo:
    Melificado con ajeno brebaje


    de un zumo de otra,
    una piedra de otra,
    una mano de otra.
    Erecta… la vida


    III

    Los cuerpos apiñados
    entre agrietados muros
    beben la charca, comen lo broza
    del habilidoso docto.
    La chamuscada palabra
    enciende sus pensamientos:
    -servir para los hombres, servir para la historia-
    les repite el más inveterado de los oficiosos;
    no importa que no haya hombres,
    no importa que no haya historia.










    IV

    La indina comparsa
    pasa por la calle del medio.
    Antes desfilaron
    el probo desde su antifaz y la púdica en su careta.
    Seres bañados de betunes y coloretes
    bailan una música mozartiana.
    Sus cuerpos parecen
    muñecos que un ventrílocuo hace andar.
    Todos en orgiástica alegría,
    levantan al hombre.
    Él se encargará de no terminar la fiesta.








    V
    - Como que llegaste tarde -
    Dijo.
    - Alguien ya es dueño de la virtud -
    Continuó diciendo.
    Yo la anduve buscando.
    Ella y la esperanza
    Salieron antes de la caja de mi madre.
    -Todos los caminos están andados;
    escritas las palabras,
    habitados los campos,
    los vinos bebidos,
    soñados los sueños,
    amamantados los pechos. -
    - Es tarde aquí -
    Concluyó.
    Ahora
    Sólo busco no estar retrasado
    Para abordar con mí fardo el bote que zarpe.


    VI

    Esas equivocaciones
    por las lisonjas de una compañía
    te acercaron a la estulticia
    y te trajeron el rostro de muchos miserables.
    Ellos acompañaron tu mesa.
    Te hicieron esperar en vano.
    Fueron voces que no dejaron oír.
    Vinieron desde esa escuela inutil La de ir y regresar,
    la de las equivocaciones.
    Desde ahí, también, cayó la piedra que volvió
    como bofetada en el rostro infante.
    Todos ellos son maltratos del azar.
    Aunque ganes, nunca cancelan las diarias apuestas.
    Mas, sigo echado a la suerte
    Sin ser dado al barajo
    Para que cambie mi juego.

    VII


    En esa orilla que nunca alcancé,
    está la oración
    dicha con propiedad,
    el grafito con luces para escribir
    y la palabra con la que puedo escapar.
    Qué amargo
    cuándo no se puede, igual que Argifontes,
    volar la idea
    que te lleven a dejar el mensaje
    con las marcas
    de los golpes de Vallejo.
     
    #1
  2. Francisco Iván Pazualdo

    Francisco Iván Pazualdo Poeta veterano en el portal

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    Bienvenido al portal y no se que decirte aplausos excelente escrito y bueno que enorme comienzo el que haz tenido primer escrito y que grandeza bueno ya te heche el ojo te seguire leyendo que tu poema es precioso a mira el que segun no sabia que decir ya te escribio una pagina de diario bueno saludos poeta que honor leerle.
     
    #2
  3. Yonny Galindo

    Yonny Galindo Poeta recién llegado

    Se incorporó:
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    XIII
    a Otilia

    Por una escuela o museo lo guareció un pueblo.
    Acarició sus conchas y arenas.
    Esta vez el tiempo no se las llevó.
    Castillos hizo con ellas.
    Sus rutinas y avatares, ahí tuvieron morada.
    -Ahora, no sólo están tus libros,
    en la vieja biblioteca del abuelo,
    también hay una casa…de agua, de tiza…de sol,
    de palo, de arroz, de leche, de carne, de frutas,
    de niños y de caramelos.
    -Acabaron tus soledades-
    Cómo que se te hizo poesía el mundo.

    Que así sea.






    XIV
    Por estas playas de aguas calmas
    No se escucha otro sonido
    Punza el silencio de extraños alcatraces
    Planean el agua con la mortaja de muchos cadáveres
    Alga de él desgarraron esas aves
    El espolón quedó cubierto de conchas milenarias
    Te hincas para que se marquen tus rodillas
    Cuánto te gustaría recibir los estigmas de Jesús
    Tal vez eso llevaría tus alaridos
    Hasta los confines del universo
    Mejor sigue construyendo palabras
    Para ver si de verdad dejan algunas marcas.








    XV

    Nada trajo el mandinga
    Se ven caminar con el peso del agua y la sal
    Le temen al viento
    Porque ahuyenta el cardumen
    En
    Cuclillas son pelícanos que
    Se sumergen a comer de su
    Mar
    Ya vendrá el agua bonanza
    Para embolsar en los vestidos
    La cornucopia de Tritón
    Ellos siempre estarán ahí
    Con su espirituoso brebaje
    Y color de guacamaya
    Danzando en el acuoso césped.





    XVI

    Busca desde la calle
    Lo que las aulas le han negado
    Recorre la ciudad para completar la mercería
    Son muchas las vueltas que da
    Igual le pasó con el amor
    Desde ese morro hizo la mejor carrera de su vida
    Esa agreste tierra no se hizo para sufrirla
    Ella tiene sus propias mieles
    Y su mar con sus propios peces
    Tanto que con ese gel de jugosas pencas
    Cerró todo
    Hasta la huérfana infancia.














    XVII

    Estremecen sus vísceras los baches de la urbe.
    Tras de sí un probable vendedor de la muerte.
    Este es otro mar con lunas que hacen aullar,
    donde no han muerto las sirenas
    Sólo que falta Ulises,
    para que no las oigan.












    XVIII

    La ciudad lo vuelve a sus males
    Abandonan su propia condición.
    Alucinan
    Violentos arman sus reyertas.
    El barco arrastró hasta sus vidas
    Son las mismas penas que vienen del otro siglo
    A morir los han llamado.
    Sonidos de delfines
    Auguran, ahora, tiempos para la vida.












    XIX




    Tus voces a lo mejor te despejen la bruma
    Han sido muchos años de silencio
    Te has preguntado
    Si esta calígine
    La puedes convertir en cristalinidad para otros.









    XX

    El cristo en procesión
    Con su púrpura túnica
    Recorre las calles del pueblo
    Una ventisca pasa inadvertida
    Es el único día que los fieles de su grey
    Buscan redimirse ante Él
    Es poco lo que necesitan, tanto su cuerpo
    Como su espíritu, se alimentan de poco
    Igual al náufrago:
    Siempre en espera de que la botella lleve el papel
    Y cuando llega la noche
    Se sumergen en las voluptuosidades
    De la humana vida.


    XXI


    Cuántos como tú
    A esta hora siguen callados.
    El mal de muchos
    Te consuela.
    No hay voz.
    Sólo figuras insomnes que asoman a tu puerta
    Los invitas a pasar
    Quizás te acompañen en el fragor de la vigilia
    Hay en el ambiente un silencio
    Como para eyacular, pero no las palabras que quisieras.
    Estropicios de una vida
    Que te niegas a recomponer
    Pasan por tu cinematógrafo.
    Esas escenas deberían servir
    Para crear,
    Si no el amor,
    Por lo menos el verbo.

    XXII



    No hay nada que hacer ni palabra que proferir
    La volitiva alma está guardada en el armario
    Los deseos viven donde come el mendigo
    Un hombre compra su miseria
    Para continuar el interminable festín
    El tiempo no existe, sólo una realidad discurre
    Entre guarapos y brujitas distraen su atención
    Pendiente el hambre,
    como Orfeo sigue fiel ahí
    Detrás de sí la vida, pero condenados a no voltear a verla.











    XXIII

    El viento estremece su cubierta
    Vuelan los techos, sólo el televisor con la imagen
    Colorida de la prosperidad queda sobre la mesa
    La niña ya es parte de una hojarasca
    Que la pobreza está por desprender
    Bella en las visuales de los parques
    Cuando se aglomeran
    A los pies del transeúnte
    Horrenda en la epidermis de la infante
    Que estropeada de pasos de miseria ve desprenderse
    Los copos de su vida
    Cuyas ramas ya tienen otros capullos por envejecer.








    XXIV


    Sigue la desesperanza
    Las orugas siguen escondidas
    Sin arrojarse al viento
    Oye canciones de Vivaldi
    Esperando la liviandad de los aires
    Y cuando lee poesías de Montejo
    Cree encontrar razones para estar alegre
    Él le da buenos argumentos
    Para entender que el mundo no es nuestro
    Sólo nos pertenece la nada, de donde él se suspende.
    Entonces, ahora si comprendo
    que la palabra
    Es mía
    hasta que salga de su oruga a volar.
     
    #3

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