Papeles enterrados-.

Tras papeles enterrados

vilmente por la eficacia

nocturna de administradores

de la muerte, tras lecturas

inexistentes que pretenden el

ciclo devorador de acacias silentes

en un espacio de órdenes asistidas.

Tras volúmenes zafios de contraposiciones

y cauterizaciones de ombligos y nefastas

malformaciones de urogallos metódicos y planos.

En esa vil crudeza de lo dado y otorgado,

de lo veleidoso y lo característico, lejos

de pianos húmedos y xilófonos evanescentes,

cerca de pisos patera con un número en cada

una de sus frentes. Mintiendo el oxígeno

reparador de ámbitos sustantivos, resarciendo

vestigios de cuerpos insolentes que visten las tumbas

acaecidas antes de siglo. En la permanencia

indistinta de superficies sensatas, de ecos transmutados,

de efluvios melódicos que tributan cantidades muertas

a los dioses advenedizos de las autopistas desviadas.

Con luces intermitentes de laberintos titubeantes,

sobre floraciones indiferentes de sombras gesticulantes,

que piden una luna vegetal de formas conmovedoras.

En la tentación enésima de fórmulas corrosivas

que anhelan la clausura de los monasterios, y buscan

legajos neutros de clásicos adolescentes

en bibliotecas de mala muerte, de lápida abierta.

Allí, donde crece un vallado y un símbolo de enorme

potencia, una frente libidinosa que perfora las plantaciones

humildes y afrodisíacas.

Allí, donde busco el cuerpo calcinado

de una corriente insistente, de aguas fétidas

acaloradamente dependientes de ribazos fértiles,

de praderas insólitas y soles contrarios.

O aquí, donde permito la esencia disipada,

el fuego ignorante de torres eléctricas y voces

productoras de olivos y aceite;

donde el ciclo de las naves que palpitan entre alambres

sepultados, de rocíos enfermos y cavilaciones auténticas,

es donde encuentro mi refugio.



©

 

Gracias por tu bonito comentario Luz, recibe mi saludo amigo!

 

Gracias Luz, nuevamente, es muy estimulante lo que predices de mí, me alienta a continuar, un abrazo!