Para Lucía.

Una hermosa puerta, sólida, pesada, de tacto inmejorado.
Detrás una habitación limpia, huele a flores, todo ordenado.
Frente a la puerta una tela de seda cuelga de pendientes de oro.
Bonita, muy cara, hecha para no tocarla.
Quiero salir, es una pena que un lugar así, no valga para nada.
No me gusta, es un espacio vacío, un espacio perdido.
Salgo y cierro de un portazo, casi enfadado por lo que visto.
Pensando en ello miro al suelo, ahora apenado,
pero, espera un momento, algo ha cambiado,
una pequeña luz alumbra mis zapatos.
Sale bajo la puerta, ¿ que ha pasado ?.
Claro, pensé, tras la seda tiene que haber algo.
Volví a entrar y la tela estaba a un lado,
y una ventana verde dejo ver un sol cálido,
un campo de margaritas, un olivo centenario,
un caballo alado,
y la imagen difuminada, de un yo equivocado.

( Para Lucía, que me sorprendió en todos los sentidos.)

 

La maravilla divina del precioso arte excelente.

 

Guau! Simplemente me encanto, un placer leerte. Saludos.

 

Gracias Marisol