para matar al conformismo

Hay días
en los que
simplemente
no le encuentro el sentido.
Me deprimo y lloro
y después ya no me importa.
Me pierdo en un mar de olas contadas,
del mismo tamaño cada día, que llegan
siempre a un determinado momento.
No se cómo explicarlo,
como estar encerrada
en un ataúd bajo tierra,
nada tiene sentido.
Quiero cosas que no puedo tener y odio
las cosas que no puedo dejar de tener.
Necesito irme, necesito despegarme
de lo que soy
para correr
a quien quiero ser.
Lejos. Lejos de acá.
Con otras personas, y perdón a mis viejos.
Con otras personas.
No quiero agradecer a un Dios
por sentirme conforme.
No quiero querer mas,
quiero irme, yo puedo con el resto.
No me importa química,
ni física.
No me importa
la conversación por Facebook
de nadie con nadie.
No me importan los tweets,
ni la nueva parejita.
Pasan, desaparecen,
aburren.
Quiero mas,
lo necesito.
Mi mente se alimenta a penas
con mi imaginación y mis sueños,
pero yo quiero alimentar al alma
con una verdad
que pase corriendo al conformismo
y lo burle.
Necesito un arma
para matar clichés
y otra para matar vacíos.
Es agotador
querer un inalcanzable
incomprensible y soñador.
Y sin embargo mantengo las esperanzas,
porque existe un mejor que acá.
Algún día tal vez llegue,
algún día…
A aquel mejor que acá.

 

como hilas los sentidos... Testigo en camino. Letras muy buenas, excelentes. Te felicito.

 

el sentido de la vida se corroe lentamente por el óxido de la banalidad del mundo. Y no hay mejor bálsamo para el alma, que el altar del destino elegido a nuestros sueños.

Me haces recordar a un sátiro poeta alemán.
un placer toparme con tus letras honestas. Un abrazo.

 

Se dice que hay otros mundos, pero que están en éste... Tu poema me ha recordado la escena de The Matrix donde Neo está frente a Morfeo y éste, justamente le cuestiona sobre las sensaciones subconscientes de la "realidad" en la que vive, haciéndole notar, en efecto, que esa "rareza" que siente como una espina en la consciencia en el sentido de que algo anda mal en la realidad, es lo que le motiva a esa búsqueda implacable del sentido de la existencia... Es cierto, nada tiene sentido, o mejor, no hay un sentido trascendente en la existencia humana... no hay más allá, o, mejor, más allá sólo hay nada... En la medida en que la vida carece de un sentido trascendente, el margen de libertad para dotarle de sentido desde la dimensión antropológica del ser social, aún en el plano individual, se vuelve aun mayor... Y ese es el verdadero reto: ser capaz de dotar de sentido a la propia existencia y a la existencia en general...