Para ti monja y puta

Hablas,
alzas la voz,
gritas, me gusta que hables,
que alces la voz,
que grites, que me execres,
que me extrañes
a tu modo.

Enmudezco y asiento
ante tus designios,
sigo la trayectoria de tus decisiones
de tu lejanía, de nuestras distancias
atajo alguna de tus alegrías,
me duelen tus dolores.
Dogmáticamente te miro,
yo se…
somos
diametralmente opuestos
a momentos
maleables
volátiles,
me dejo llevar cual pañuelo,
me diluyo, ahora soy colibrí
come flor
jugando a ser un leoncillo con alas,
libélula o un caballito del diablo.
Me evado, me elevo
no me gustan los juegos de poder,
no tengo alguno
no quiero alguno.
no necesito alguno.

Y si no soy como quieres
no resisto el embate
pero si…

Escucho, estoy allí
como el caracol de Lezama Lima
¿tu me escuchas?
¿sabes de mis pulsiones vivenciales?
¿Sabes cuando fui asceta, pacifica y pasional en día feriado?
contigo
¿Junto a quién fui monja y puta en la misma escena?
Tu…
Hijo de Vallejo, Rimbaud, mi ángel terrible…
Anacoreta que se pasea rodeado de gente.
mi propio oximoron.

 

Me gusta tu propuesta y la fuerza de tu voz, sin almibar, ni cisnes anacrónicos.
Un placer leer tus versos.

 

Yo sé de eso...
...y me reconocí en tus letras.
Todo un gusto conocerte a través de este magnífico escrito.
Estrellas a tu cielo venezolano.
Fuerte abrazo peruano.

 

Buenos días. Gracias Arre-ola y Nicolle por visitar, leer y comentar este poema.
Es cierto, estos versos no tienen "almibar ni cisnes anacrónicos"

Un abrazo desde Venezuela
Pronto me daré un paseo por lo que ustedes han escrito.

 

Gabrielita me quito el sombrero ante tan extraordinario poema y un abrazo donde quiera que te encuentres.