Paris y Venecia.

No sé porque en todas,

mis conversaciones,

termino hablando de ti.


Eres más que una oda,

siempre tú nombre,

viene a mi sentir.


Heme aquí,

rodeado de memorias,

en mi celda favorita.


Debo admitir,

mi corazón de roca,

quizás te necesita.


Y termino hablando,

de lo maravillosa que eres,

y en que círculos te mueves.


Siempre tratando,

el sentimiento no llegue,

a esas partes que duele.


Quien dejo herido a quien,

eso ahora sale sobrando,

la sangre se ha derramado.


La aceptación,

no llega cuando debe,

ni como uno quiere.


La decepción,

arriba en breve,

rompiendo puentes.


Nunca tuvimos,

a París o Venecia,

se escapó entre los dedos.


No prometimos,

y estuvimos tan cerca,

de tocar el mismo cielo…

 

El cielo responde.
Lo que pasa, es que hemos de preguntarle.
Hay un toma y daca.
Nosotros estamos vivos...
¿ Acaso el cielo no ? ¿ Y el Mar ? O el río...