Paseo con laureles en el alma

Salí a caminar por estas calles que amo. Un sol todavía demasiado atrevido, indeciso, porfiado, acaricia mi cara.
Es otoño. Como en mi vida.
Me atrevo a decir que es el equinoccio más sorprendente que arropa al año. Miro hacia arriba y veo la paleta de un impresionista: miles de pequeñas manchas de colores jugando y uniéndose para mostrar la creación de Monet. Si hasta me parece sentir el aroma al óleo recién destapado. Aspiro profundo. Como me enseñaron en yoga. Muy lento.
Es hermoso mi pueblo. O serán mis años, que me hacen ver lo que la vida apurada no me dejaba apreciar en un pasado cercano aún. Estas calles lisas, amplias, arboladas, prolijas. Sin subidas ni bajadas. Se me ocurre que un duende albañil vigila con su plomada el nivel del suelo. Qué ocurrencia. Sonrío.
Las hojas hablan su lenguaje de abril bajo mis pies. Un chingolo deja escapar su gorjeo largo, pasa un benteveo con su pechera amarilla, y más lejos, escucho el canto campero y estridente de un hornero artesano.
Es hermoso mi pueblo. Es hermosa mi Patria, pienso. Que no? Que muchos se quieren ir? Siempre algunos se quieren ir. Pero otros vienen. Y otros se quedan. Siempre será así.
Me siento en la plaza verde. Me sorprendo diciendo:”no la juzgues”. Esta manía mía de hablar sola. No. No juzgues a tu patria por sus errores, solamente. Seguro que son muchos, y aunque parecen tantos, es joven y no ha dejado aún de tropezar. Pero de sus entrañas extensas germinaron grandes personajes. Que la engrandecieron. Que me hacen sentir orgullosa de haber brotado en su tierra. Cuando Quinquela soñó La Boca de colores, no imaginó que la magia copiaría sus cuadros y les daría vida, y que junto a Berni, (con su Juanito Laguna y aquella Ramona Montiel), o a Soldi, (el del clima metafísico, de gamas colorísticas que se ensamblan con el arabesco), saldrían a recorrer el mundo a llevar un mensaje impreso y eternizado en la tela. Y seguramente alguien allá muy lejos, o más cerca, se habrá preguntado por la vida de Borges, el de la prosa precisa y austera en sus narrativas y ensayos famosos, o por la de Ernesto Sábato, con su gran novela Sobre Héroes y Tumbas (las verdades últimas - y a veces atroces- que hay en el subsuelo del hombre), o la de María Elena Walsh y su Tortuga Manuelita junto al Reino del Revés. Alguien seguramente habrá querido saber cuál fue la célebre tierra que los engendró. Y yo les susurro: fue ésta. Mi vapuleada Argentina.
Escucho música. Alguna radio quizás. Y pienso. (Me doy cuenta que ahora tengo tiempo también de pensar un poco más). Cuántos genios del pentagrama sedujeron los oídos del mundo entero. En mi cabeza muchos nombres, envueltos en los colores celeste y blanco, se inquietan y se desenredan: Gardel, Charli, León Giecco, Piazzola, Los Nocheros, Goyeneche, los Sosa, que nada tienen que ver entre ellos: Julio, Patricia, Mercedes….y asoman también los que trajinan la danza adherida a su piel, como Julio Bocca, Eleonora o Maximiliano. Y qué me dicen del tango? Cruzó todo el planeta, y de él se enamoraron los orientales habitantes de los pies pequeños y los ojos prolongados. ¿Por qué no lo enseñaremos a bailar en las escuelas? Siempre me lo pregunté. Es folklore argentino. Es identidad. Qué pena.
Miro a mi alrededor la acuarela del paisaje. Y me acuerdo de Maitena. La de las historietas. La que me hace reír con su cambalache callejero. Cada personaje en su elemento con su historia a cuestas. Sonrío… Qué genialidad la de Quino!…creador de una Mafalda que no por cumplir años envejece. Y el humor campero de Fontanarrosa con el Inodoro Pereyra… Qué bueno. Sonrío nuevamente, cuando un fútbol dirigido por los pies de un revoltijo despeinado que se acerca, me pasa rozando. Y no puedo dejar de decir…Maradona. El tan controvertido as de la pelota, pero sin lugar a dudas el gran embajador frente al mundo. Y entonces pasan corriendo, como por una pantalla de cine mudo, Monzón, Fangio, Vilas, Sabatini, Bardach, Las Leonas, Los Pumas, los Heguy (un orgullo alvearense)… mostrando sus trofeos de marcas registradas.
Miro la tierra que piso. Sólo un pedacito de la inmensidad gaucha. Y siento que es parte del suelo caminado por uno de los más grandes. El que gritó muy fuerte, con el silencio de su vida misma, para que lo escuchen. El que calló para siempre para que su obra fuera futuro. Y pienso: no es justo renegar de esta patria que tanto amó. Un casi pampeano: Dr Favaloro.
Mi argentinidad crece. Con tantos genios me estoy sintiendo orgullosa. De mi Patria, digo. Oigo voces de amigos que dicen aquello de que nadie sabe lo que es carne si no conoce el asado de tira criollo, ni sabe de dulce si no probó el de leche. O voces desde Europa ( allá en el Primer Mundo eh? ) que suspiran por una cartera de cuero argentino.
Un colibrí suspendido en el aire, apenas roza con su pico una flor roja del arbusto que está a mi lado. Ha elegido mi pueblo para vivir su libertad. Como esas palomas que veo revolotear sobre el campanario de la Iglesia de Rogelio.
“Hola...qué tal?...” “Chau…” “¡Te espero a tomar mate!...” Esto es calor humano. Esto es argentino puro. Esto nos pertenece.
Camino. Vuelvo a respirar hondo. El afecto de rostros conocidos invaden y deshacen mi soledad. Me siento acompañada. Esto es habitual. Es el aire que respiramos. Pero según dicen, es manantial de nostalgia de los que cruzaron las fronteras.
Mi país. Qué grande es. Asombroso. Me ha quedado enganchado el olor de las acequias mendocinas, las pinceladas gruesas acariciando las nubes del Cerro de los Siete Colores, el caminito serrano que me llevó por La Cumbrecita, el rumor del agua fresca entre las piedras del río, los álamos de Uspallata, los cerros sureños donde un sol de mil colores se revuelca en la nieve, los cardones que quieren alcanzar el cielo, con su historia de Belgrano, la tierra encarnada misionera que mira absorta las Cataratas, la caída incomparable, asombrosa, de los hielos gigantes del Perito Moreno.…y ésta…la inmensa llanura que es paz para mi alma. Porque es mi tierra. Porque sólo la siento. Y no la voy a soltar.
[FONT=&quot]“No la juzgues”, vuelvo a decir en voz alta. No me doy cuenta si alguien se ha percatado de que hablo sola. Ya les dije que siempre hablo sola. No la juzgues por sus errores. Y en lugar de reprenderla lucha por alimentarla para hacerla grande. ¿Cómo? Amándola. Que es muy difícil? No creas. Cuando amas te vuelves tremendamente creativo y luchador. Todo lo consigues. Como cuando amas a los tuyos. Deja que te habiten a veces unos pedacitos de laureles. Deja que se te pose en el pecho una escarapela y la patria te susurre un Febo asoma. Es tu patria.

 

Me ha encantado tu prosa, se nota que estas orgullosa de tu tierra, como yo estoy de la mia.No seras BORGES,ni ERNESTO SÁBATO ni tan siquiera QUINQUELA pero has escrito una obra maestra, me gusto ese terminal de tu narrativa dejando de incapie esto.....

“No la juzgues”, vuelvo a decir en voz alta. No me doy cuenta si alguien se ha percatado de que hablo sola. Ya les dije que siempre hablo sola. No la juzgues por sus errores. Y en lugar de reprenderla lucha por alimentarla para hacerla grande. ¿Cómo? Amándola. Que es muy difícil? No creas. Cuando amas te vuelves tremendamente creativo y luchador. Todo lo consigues. Como cuando amas a los tuyos. Deja que te habiten a veces unos pedacitos de laureles. Deja que se te pose en el pecho una escarapela y la patria te susurre un Febo asoma. Es tu patria.

 

Memorable trabajo magnífico. Inspiración muy valiosa. Grandioso texto. Felicitaciones poeta. Felicitaciones escritora.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT