¡Patria Grande y Vida!

5 de marzo de 2013​

"Es menester que los hombres tengan ideas, suele decirse. Yo, sin negar esto, diría más bien: es menester que las ideas tengan hombres". Miguel de Unamuno.

Como si un gran pintor su pincel empapara / en las hondas tinieblas del temblor y el eclipse. El espíritu de los Pueblos del Sur se encuentra en duelo, empero incólume. Hoy, el cuerpo físico de un gran luchador, quizás el más grande en la historia política del mundo, ha fijado el ancla en esta tierra, y su lecho eterno bajo ella. Su cuerpo no se ha marchado, ni mucho menos, su espíritu; que vive en el éter sideral de nuestras ánimas. Su alma, ahora, ha estallado en mil pequeños pedacitos cual diamantes invaluables en las cúpulas de nuestro ser, gravándose así su imagen en nuestro templo y perlando de magia a todas nuestras almas. Este señor, digno ser humano y hombre con todas las letras, quien una estimada allegada en su estadía antaño en Venezuela tuvo oportunidad de conocer díjome, con total ternura y simpatía, era cual un oso de peluche gigante; su nombre, es Hugo Rafael Chávez Frías.

Mi comunicado es el siguiente: El Comandante no murió; se encuentra más vivo que nunca en todos nuestros corazones. El palimpsesto de la memoria es indestructible, dijo Charles Baudelaire. Y enfatizo: Hugo Chávez era el pueblo. ES, el pueblo; y el pueblo no murió. Logró ser un genio en la política, porque logró ser todos. ¡Uno de los más grandes políticos populares en la historia de la humanidad! La única forma en la que muere un hombre grande es en el más completo de los olvidos, y mientras el corazón tenga memoria, nuestro comandante será inmortal. – En estas horas, he leído un comentario distinguido al cual me gustaría replicar: hemos perdido al faro que iluminó junto al camarada Fidel a los pueblos de Latinoamérica y el mundo, a lo que adjunto: el faro en esta tierra seguirá trabajando, aún quedan líderes, aún quedamos nosotros: ¡qué no somos pocos!, de lo contrario no hubiera sido electa Cristina, ni reelecto Correa, ¡y el mismo Chávez!, que cuántas veces ha triunfado en las elecciones democráticas más puras y pulcras de la región. En efecto, Chávez se ha ido a las estrellas, y nos seguirá iluminando y guiando cual la Cruz del Sur estampada en la bóveda nocturna, ¡hasta el final de los tiempos!... Luego, entre despedidas y homenajes, heme encontrado con el clásico «patria o muerte», pero, parafraseando, ¿por qué no mejor decir?: ¡«Patria Grande y Vida»!; que las revoluciones nos necesitan vivos y fuertes, impasibles frente a la bestia opresora del capital, para pugnar contra quienes detentan la injusticia y la desigualdad. Recordemos al querido Comandante con rostro apacible y una sonrisa de alegría, porque los frutos de su indignación y de su amor serán abundantes, y nosotros, tendremos que seguir cosechando.
Comenzado he con unas palabras de Percy B. Shelley, y con sus palabras hago mi retirada: ¡Oh, ven, y has tu mansión del alma mía, / Espíritu inmortal de la alegría!

Nada que viva en el corazón está perdido jamás.

Hasta la victoria siempre.​