Paz!

Cuanta monotonía de colores veo en el arco iris.
Fue el soborno de una noche muy oscura,
una noche de relámpagos grises y nubes con restos blancos.
Las aves no volaron, los ríos y mares se detuvieron a ver.
A ver la niña llorar desconsoladamente.
Aquella inocente mujer a blanco y negro.
A la que le faltó respirar y tomar coraje
para salir de esa caja totalmente oscura,
regada de silencio, sombras y tinieblas,
a la que llamaba vida.
Pero es esa niña que nunca respirará.
La que nunca tomará coraje.
Y sintió la necesidad de correr, otra vez.
Correr al infinito espacio de los preciados recuerdos.
Correr a una meta que ya no la espera,
pero correr, simplemente correr.
Porque una vez se sintió libre...
Es mirarse al espejo y no ver imagen.
Es hablarle a la pared y creer que te contesta.
Es pensar que ya no escribe, la tinta se resbala.
Es preparar un mundo de ensueños,
es sólo soñar para no estar despierta.
Es la soledad que domina sus tierras,
o irónicamente llamarlo paz...