Pena en alma, no soy.

Tengo medias negras,
botas negras y vestido negro
con una chaqueta negra
y un ondulado cabello al vuelo.

Tengo un cigarro en la mano
la boca pintada de rojo,
un delineador en el bolso
y una alada azul en el dedo.

Mis ojos repletos de ojeras
lagañas de la noche en vela
paredes pintadas y arañadas,
una cadena en el cuello.

La mirada fija en el cielo
un celular abandonado,
una botella con poca agua
un girasol frente al espejo.

Tengo por fuera todo esto
pero parece muy poco,
que parece triste y solo
que le falta el aliento.

Te dejaré mirar dentro
tengo un córazon palpitando,
unos pulmones respirando
y sangre corriendo.

Te dejaré mirar aún más dentro
donde llevo un nombre tatuado,
un sueño que no esta muerto
y un alma que no ha dañado.

Y si miras mi pensamiento,
no llevo esperanzas rotas,
me siento agradecida al cielo
por el amor que me ha obsequiado.

No mires más mis obscuras ropas
ni mi largo cabello o mis ojos pintados,
mira lo único blanco que siempre llevo
una sonrísa que alegremente regalo.

 

Es hermoso, es lindo, muy bonito, muy lindo.

 

Pues por esas sonrisas, gracias.
Linda, tu poema es maravillosamente hermoso.
Me agrada desde siempre tu forma plasmar esas imágenes que rondan tus pensamientos.
Gracias por compartir tus letras.
Un beso.

Joel

 

Que buen poema, una perfecta mezcla de melancolía, pureza y frescura, que culminan por convertirse en una esplendida candidez llena de una pasión virginal, me ha agradado mucho leerlo, hasta pronto.

 

Siempre agradezco a quienes me brindan su opinión, muchas gracias Miguel, espero que mis textos continuen siendo de tu agrado.

 

Muy hermoso poema, con un cierre que nos aconseja no juzgar a la gente por la apariencia...Abrazos..