Pensamientos de un dentista.

A medida que asciendo,
en la comprensión,
noto la soledad de mi mansión.
Mas no hay llanto ni crujir de dientes.


Puedo sufrir, en esta Realidad Virtual.


Experimento el horror,
dado que el Bien se compensa con el Mal.
Y sin embargo, el Dolor me abandona.
Como el desodorante, o las ganas de afeitarme


el sereno rostro.


¿ Ante qué deidad me postro ?
He buscado, con uno de los cinco sentidos.
El olfato me tiene muy entretenido.
Me llena de dicha contemplar la Fe, con obras.


Esa flor aromática, de quienes


ejercen su profesión.
Y recorren, en procesión, amplias avenidas.
Manifestándose, en muchedumbre,
como papas asadas en la lumbre.


Con pimienta molida, y sal marina gorda...





Y no me mezclo con la plebe.
Precisamente, por tanta Sabiduría.
La acumulo durante la noche, o a lo largo
del día.


¡ A esa boca, le sobran caries dentales !