Pequeña

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Pareciera que fuese ayer, cuando sentí tantas sensaciones juntas, alegría, ternura, miedo, regocijo, orgullo, tanto amor que tocaba el cielo. Me sentí la mujer mas plena sobre la faz de la tierra cuando escuche por primera vez su llanto, cuando la vi, tan chiquita ella, con sus manitos tomando mi dedo, con sus ojitos apenas abiertos.
Cuando su pequeña boca buscaba mi pecho, sentí el dolor más placentero, mis lágrimas no cesaban, mi corazón saltaba. Así llegaste a mi vida, haciéndome olvidar las tristezas y amarguras, la soledad que por años convivió conmigo.
La vida tenía otra cara, pude ver sus matices, contigo pequeña mía supe el valor de una caricia, de un beso, del amor de Cristo hacia mí.
Los años pasaron, fuiste creciendo. Los cuentos fueron quedando atrás, llegaron las canciones, la ropa diferente, los cambios en tu cuerpo que fueron mostrándome a la mujer que pronto serás, tu bella adolescencia llegaba y tu dulzura se intensificaba.
Pequeña siempre fuiste tan compañera, tan solidaria, me enseñaste tantas cosas, tantas! que muchas veces no pude ver, por la rutina, por la obligación que tenia a tan corta edad.
Pronto cumplirás tus 15 años pequeña mía, y agradezco cada noche y cada mañana al despertar por tu existencia. Eres mi regalo del cielo, la ternura y la picardía, la sonrisa y la esperanza.
Gracias! gracias, por darme tanto, por enseñarme a ser mama, tu amiga, gracias por permitirme abrazarte, estudiar y aprender contigo, por las cosquillas compartidas, por comprender que hago lo que puedo, por alentarme cuando me ves vencida.
Cuando te miro hoy hecha una mujer, con tu elegancia, tu personalidad, tu gran corazón, tu desinterés, no imaginas lo orgullosa que me siento.
Pronto usaras tacones y pintaras tus labios, te enamoraras y a veces sufrirás, pero acá esta mama, aun sosteniéndote la mano, no te avergüences, aun puedes seguir abrazándome, llorando en mis brazos, como cuando te quitaban tu muñeca.
Sigue sonriéndole a la vida, repartiendo tu alegría y no dejes por favor nunca…
De ser mi niña…

Mama.

 

Que preciosa prosa, cuanto se puede querer a una hija y cuanto podemos aprender de ellos y sobre todo aún quedan padres que siempre estarán juntos a sus hijos (en las buenas y malas) así hayan pasado los años.

Baci di sole.

 

Gracias Jose por pasar y dejar tu huella.
besos...

 

Hermosa prosa, ya la había leído y me encantó,
un placer pasar por tus letras, amiga.

Besos.

 

Gracias amiga querida!!!! un placer verte por aqui.te adorooooooo!!!!
besitos-

 

No hay nada más hermoso y grandioso, que el amor de una madre. Un hermoso escrito.
Saludos