Pequeñas muertes XXI

Vos te fuiste.
Yo también,
Pero, resulta que volví.
Habité la casa a solas.
Mas que empezar de nuevo
terminé con todo lo que quedaba.
Mientras iba haciendo
no pude darme cuenta,
tú sombra seguía ahí
guiando cada paso.
No hay manera una sombra,
se va, solo por momentos.
Es peor que eso.
desaparece en la oscuridad
cuando el cuerpo se entrelaza
entre sabanas y pieles tibias.
desgastando lo único.
Regresa con el mínimo resplandor.

Quién puede si la memoria anda suelta?
Cualquier gesto concreto
acaso el ruido.

En esta imperfección
entre origen y destino
desgastamos todo,
no quedan secretos
somos sólo lo que damos.
y tú,
sombra frente a tanta luz.
y yo,
puedo no ser nada

 

Martín:

Tu poema me pareció excelente, con muy buenos giros y secuencia.

Un saludo cordial y mis mejores deseos para 2008

Jaime