Perdido en el sonido de tu voz

Te escucho y me hallo sumergido

en un caudal de suaves golondrinas

que entretejen con su canto mis razones

e inyectan mi ánimo y me fe

embalsamándole nuevas esperanzas

y presagios de logros indecibles.

De palidez extrema es el sonido

melódico del canto de tu labios,

de arpegios áureos que suavizan

mis cargas dando a mis sentidos

el reposo necesario que buscaba

ante tanta mundana adversidad.



Mi mente se haya inerte ante tu habla,

sumida a la acorde melodía que sulfura

las iras y tristezas en gran cúmulo,

reduciéndolas hacia la nada,

y esparciendo en su lugar sin fin de sueños

que son proyectos vivos, y no ilusiones,

de la verdad que a de acaecer.

Me pierdo en tu voz y en nada pienso,

no hay pasado ni futuro en ese instante,

no existe luz ni oscuridad,

no hay muerte ni vida para mí;

solamente el sonido de tu voz,

tan perfecto a tal punto que solo

el hablar es cual canto de la alondra

y las sirenas unidas así como

el coral de las aves que aglomeran

de su cántico el máximo esplendor.



Tu voz me engatusa hasta los tuétanos,

a tal punto de yacer sumido a ella

y moverme acorde a la belleza

del sonido así como las palabras

que vuelcan tus labios luminosos

y yacen de mi alma en lo abismal

y de mi corazón en lo profundo.

No veo nada más en absoluto

ni oigo absolutamente nada,

ni pienso ni digo, y es más;

apenas logro respirar

pues lo primero es la voz tuya que ha logrado

amarrar mis sentidos y atraparlos,

para que estos presten toda su atención

al sonido armonioso de tu boca.