Perfectos.

¿ Por qué no podemos ser felices ?
¿ Por qué tantas cicatrices ?
¿ Por qué, monstruo de Frankenstein ?
Te hicieron a cachos. Y los cosieron, en una operación quirúrgica.


Puntos de sutura, a cientos. Luego, un rayo de tormenta te hizo abrir los ojos.


Es la electricidad, la madre de tu Fe, y de tus anhelos.
Es la electricidad, el Gobierno, que lleva la voz cantante.
Y es la electricidad, el flujo de tu voz, tan poderosa.
Ese acierto en los problemas de Matemáticas.


Me cuentas que eres prisionero del baúl de los Recuerdos.


Que eres memoria fotográfica.
Que el mero detalle, cuenta y merece mucho, la pena.
Que predicas el amor por el detalle.
Y que la dedicación es lo más sagrado. El oficio y el beneficio. El negocio, con sus socios.


En pro del paraíso, que está en la comida, en la música y en el ecosistema...





Ningún problema.
No ofrezco resistencia.
Te noto, a veces, enfrascado en tus tareas del laboratorio.
Y sí, dispones de muchos instrumentos, utensilios, pipetas y probetas.


Pero... ¿ Estás embarazada ? Eso no lo sabe nadie. Y todos París.


Puesto que eso dice Francia.
Parimos hijos, u obras.
Yo soy madre de este poema.
¿ Qué te creías ? A lo hecho, pecho. No es tan insólito ni extraordinario.