Pero... no estáis.

Cómo duelen los recuerdos en la frente
cuando la soledad; que es agobiante,
pastosa, impenetrable;
te recubre las manos de cenizas,
de polvo de derribo
del ruinoso castillo del pasado.
Te queman, como plomo derretido,
los añorados gozos escondidos
en el baúl del tiempo fenecido:
el delicado aroma de la amistad perdida,
la absorbente inquietud de la pasión,
los atrevidos afanes del amor...
Altas torres de temeroso cristal
en soñado equilibrio,
que la agorera mano del destino;
nuevos jinetes del Apocalipsis:
la incomprensión, la vanidad, el miedo;
destruyen implacables,
para dejar tan sólo sus recuerdos
hiriéndote los ojos.
Una sonrisa, una mirada, un beso,
ángulos circulares de un cuerpo de mujer,
la mano franca, tendida, de un hermano,
una risa que es eco de otra risa...
destellos que laceran tu retina
por lejanos. Viajeros sin retorno
a lomos del dragón de tiempos compartidos.
Ahora tan sólo la soledad te abraza
con sus brazos de lodo, posesivos,
torpes prisiones de amargo desamor,
que te dejan atado a una amargura.
¡Como duelen los recuerdos en la frente
cuando la soledad es su alimento!

Copyright José Luis Bermejo (El Seneka)
elseneka@hotmail.com

 

Me ha parecido un poema entrañable, con una carga emotiva que solo proporciona el tiempo, la nostalgia y los momentos de soledad.
Felicitaciones

 

Bellísimo Seneka...el pasado que se lleva aveces de la mano como un dulce compañero en el paso del reloj o como una baldosa pesada que se arrastra con esfuerzos. Bellísimo. Un abrazo sr. Poeta.

 

Un poema que trae consigo una profunda carga emocional de paisajes y momentos invocando la nostalgia de lo vivido.

un gusto recorrer sus letras.

Mariela

 

Un bello poema que habla de el pasado..su huella..su nostalgia.

un saludo y un gusto pasear por sus letras.

Mariela