Pero...Te has ido.

¡Qué pena que te has ido!
Pudimos bebernos lentamente
y sentir la piel en gloria plena.

Tomar en serio el sentimiento
y bañarnos de pureza al sol,
en un sin ton de risa loca.

¡Qué pena que te has ido!
Sin el disfrute de sentirte mío,
amalgama de mi desnudez.

Con el alma en desosiego
febril en excesos por la huída,
en sueños de una realidad.

Pero te has ido mudo y solo,
con tus miedos y tu pasión,
en duda del amor en lotos.

Con el congojo del soñar limpio,
en silencios de armonía del haber,
en roto destino nuestro…

¡Qué pena que te has ido¡...©

 

Excelente escrito, donde el final, da el remate justo, de lo que es saber llevar bien un poema hasta el final.

Felicitaciones , mi afecto y un fuerte abrazo.

Hector Alberto Villarruel.

 

Excelentes versos desde el comienzo y el final de oro. Saludos y estrellas. Un abrazo,