Pero ya no había nada de todos modos.

Mucha gente se retuerce
en el azufre, a otra le gusta
bañarse con lumbre.

Las paredes, ahora rosas tienen
agujeros donde, soplan colmillos
de otros paralelos, asomándose a
ésta dimensión cochina y con patio
de tierra.

Las paredes ahora de yeso,
están rayadas por las ratas que
se cansaron de no comer queso.

Y ya sólo nos queda la luna y un
cráneo asbesto, y las pócimas
callejeras que deambulan por las
calles, todas lastimeras.

Una lombriz se alimenta de las
migajas ridículas de la alacena.

Las paredes aquí, son tan decrépitas
que por las gritas salen dedos
descalcificados.

 

Debe de ser por mi patología, pero he encontrado en su hermoso poema una serie de símbolos que sin duda considero certeros. La civilización en la que vivimos, en profunda decadencia, ¡la encuentro descrita en vuestros versos, compañera!


Saludos

 

Gracias, así es vivimos en una sociedad decadente en todos los ámbitos y en todos los sentidos...

Saludos.

 

Muy bello, saludos.