PÉtalo xxii

Abandonado crepúsculo lleno del invierno eterno e
infinito, desvanecidas nubes ya no viajan por el mar, ni
por el cielo y, se enarbolan los negros pañuelos sacudidos
por el viento que llevan dolor y desamor.

No puedo mirarte a los ojos, son como dos rebosantes
luciérnagas. Ya no se alborota tu cabello en mis manos,
ya tu pecho dulce que es el amanecer que ya no beso, ya
tu mirada no se parece al ocaso, ahora eres ausente y
lejana, como el universo.

Tú cuerpo fue como el paraíso, en donde las flores nunca
se envejecen, en donde tu voz y tu sonrisa me acariciaban,
ahora soy un profundo abandonado, y no respiro, mujer,

Que me has causado,
Que me has causado,
Que me has causado,

¡Se abriga el olvido!

Estoy solo, soy un pobre hombre abandonado,
la tinta se derrama en mi última página,
una blanca hoja viaja por mi alma
y no puedo decirte que sigo enamorado.
Que me has causado,
Ay, abandonado.