Petra y yo.

Y ella me sumerge en su Mar de garantías.
Probabilidades y azar, con seguridad en las acrobacias circenses.
Una tupida red de apoyo, para el funambulismo.
Y un respetable público para el olimpismo, con pruebas clásicas del imperio griego.


Dispuesto a comerme el mundo, entreno a diario.





Doblego mis ganas de no hacer nada, puesto que el no hacer nada, cansa...
Me impongo un horario. Me someto a mis propias leyes.
Obedezco a mi fuerza de voluntad, pues soy dios de dioses, señor de señores y rey de reyes.
¡ Oh ! Me ha visto, mirándome al espejo. Sí, sabe que soy narcisista y hedonista.


Sabe que soy diferente al resto.


Y voy a las competiciones. Me ofrezco como recompensa, en los torneos.
Y dicen: ¡ Dinero !
Yo me llamo Robert de Niro.
Pero ¿ Qué más da ? Que digan lo que quieran.


Mi novia y yo somos todo-poderosos. ¡ Otra vez más ! El rubor inunda mis mejillas.





Se me ve venir, ¿ Verdad ? Cojeando.
No lo puedo evitar. Caigo sin necesidad de que me hagáis una zancadilla.
Vámonos, ciudad excavada de Petra. Yo soy el barro rojo,
substancia esencial de la que estaba hecho Adán. Pongamos tierra de por medio.

 

Pinceladas en diferentes lugares y situaciones que atrapan al lector. Me gusta el estilo. Saludos.

 

Gracias, amiga, por rescatar mi pobre obra, del olvido.