pídele

mirarla es como mirar arte,
no la entiendo pero todos dicen que es hermosa,
pensar en ella y olvidarla es desgastarse,
al final no te la puedes sacar de la cabeza
es más pegajosa que una canción de feria,
la repites y la repites hasta que la odias o la amas
ella es esa mirada que buscas entre la gente
para luego fingir demencia,
es esa charla grata en un día de lluvia,
es el silencio más cómodo que pudieras imaginar,
ella es esencia de vainilla y café con crema,
como una mañana sin deberes y una tarde jugando con las sombras,
se convierte de pronto en la única mano que quieres sostener,
sus ojos verdes con un toque de avellana no son más que tu vida
y su boca agridulce llama la muerte,
de pronto no recuerdas la última vez que tanta sencillez te cautivo,
que tanto cabello suelto como hebras de oro al viento
se convirtieron en tu mundo,
lo sabías pero no querías estar de acuerdo,
ella es como un fuerte dolor en el pecho
pídele que se quede ,
no seas cobarde
pídele que te abrace,
ella es un trato de una noche no una musa,
pídele que sea más,
pídele lo que quieras menos amor.

 

Me gusta el desarrollo de la poesía.Como una desconocida se puede convertir en alguien que se idolatra.Un saludo afectuoso desde Canarias.

 

Bello poema de amor con cierto sabor agridulce, me ha gustado amigo Écrire. Un abrazo. Paco.