Poema 108 (La bestia espontánea de la carne)

Silencio con un mordisco,​

la palabra en llamarada;​

anonadado, a la media noche,
me escondo en la distancia
oculta de lo eterno...​

La bestia espontánea de la carne,​

sobre el despertar alegórico​

de mi deseo,
irrumpe en mórbido aguacero...​

¡Oh! niebla fornicante,​

que moldea este instante soberano;​

sagrario clandestino
de amantes compulsivos,
impúdico rescoldo de amor,
donde reinventamos la locura
con puñal de estrellas y de besos...​

Gemelas lenguas,​

desvirgan noctámbulo celaje,​

atrocidad placentera
que palpan los espejos,
aditivo incienso
de vocablos prohibidos,
muslos de sexo
que la luna muerde,
sexuada fragancia
del instinto,
húmedo fragor
que escarba la noche,
daga enfurecida entre tus manos,
eclosión de espermas y colores,
infinito gozo consumado,
amurallada vivencia
en el fondo de mi alma,
recuerdo fiel que me abraza
¡fuerte! ¡fuerte! ¡fuerte!
hasta cubrirlo todo...
¡Todo! ¡todo! ¡todo!​

Tato Ospina ​

DRA ​

Colombia​

 

Muy explosivo; pura dinamita. Trinitrotolueno, para reventar la entrada a una mina de oro.

 

Jejejejejej!!!!! Abrazo Nommo!!!