poema 47

Obsoletos, se encontraban mis besos
a la espera de tus labios
necesitaban la calida humedad de tu boca
sentirse regocijados en esa inmensidad de sentimientos
que los invaden cada vez que tienen un beso tuyo.

Absortas, mis manos de volver a acariciarte
reconociendo cada rasgo de tu piel
aumentando el fluido de tu sangre
por la intensidad de mis caricias
que van recorriéndote esperanzadas por darte ese calor eterno

Esplendorosas, las miradas de nuestros ojos
que conjugamos en esos momentos
de plena adicción mutua de nuestras pieles
creándose la necesidad de sentirse una con la otra
con sus texturas y temperaturas elevadas

Inimaginable, son los momentos
en que inventamos pasiones descontroladas
llenas de amor, de deseo, lleno de todo y todo querer concretar
con esas sensaciones únicas que sentimos
con el rose de nuestro cuerpo

Tiernos, son los juegos que jugamos con las manos
con los ojos, con las palabras
que invitan al movimiento que dejan que se expresen
que realice, que goce, invadiéndonos del mismo gozo
transportándonos al puro éxtasis de sentirte.

Hermoso, simplemente hermoso
ese acto sublime que realizamos
con esos escenarios que decoramos con sentimientos
y que iluminamos con nuestra presencia
acto en donde solo existe la entrega total de mí alma
buscando la protección de tus alas.