Poema a Paris

Finalmente...
la eternidad...
otra vez... en una sola copa... de un sólo sorbo...
en tus arpegios ditirámbicos, trágicos,
la noche culmina en el recinto de tu estirpe, secreta,
el sí y el no aluden sin cesar...
Noche profunda, donde es más morena tu piel, supera los hallazgos,
el regreso del Hades, visión de fe, tu fuente prístina, realiza el periplo de Odiseo y Eneas.
Amante oriental, de púrpura en mis fuegos,
no me inmolaré como la fiel Dido,
sino que de alguna forma te acompañaré, te seguiré...
Pero no mires atrás...
Es largo el ascenso... al empíreo, a la luz...
luego tu piel más blanca que el mármol, supera realidades del pasado,
más perfecto... de esa luz Atica...
en que no importa*el límite de lo eterno...
La lluvia seca la lágrima que tiembla
ante el sutil contacto...
Y envuelto en diamantes, me encegueces,*mientras hieres*las entradas a mi piel.
Noble silencio se yergue ante los dos:
las voluntades nos superan,
la fatalidad en marcha,
la realización de la pasión
es tan grande como su renuncia.
Amor y dolor en trémulo abrazo.

 

Bien por las imágenes... Suenan muy bien tus versos.

 

muetsra una intertextualidadde mitos del aMOR.

 

Hoy leì tres escritos tuyos, y ostentas un estilo que no habìa tenido el gusto de disfrutar, detràs de tus letras hay desamor, y algo desgarrador en esas cultas palabras. MUY BUENO. UN GUSTO LEERTE.

 

sabes captar el alma o estado psicológico, y supongo, que puede ser posible, que no exista amor, sino trasladado a la escala del misticismo, o en el sueño de búsqueda, artemisa