Poema de renuncia tonto y simple a una ella simple y tonta

Pasaste por mi vida sin saber que lo hacías,
pasaste en silencio y sin pronunciarte hablaba todo el tiempo de vos.
Tuve que forzar la sonrisa frente a tu dolor,
adolecí los años y envejecí de golpe dos sueños al día.

Pasaste sin quererme querer
con una sonrisa capaz de eclipsar el sol,
llena de nostalgia y rota de consuelo.
Fui a salvar tu recuerdo sobre ser feliz
y empañé mi alma con tu insepulta alma.

Jamás sabrás si existiríamos en un reino invisible,
si nos tocarían las puertas interiores con luces, con puentes de luz.
Yo soñaba con lastimar tu amor convertido en una negra hormiga mosca.
Yo soñaba con tus ojos, tu boca, tu seno izquierdo,
soñaba atravezar el largo túnel de carne entre tu memoria y tu pasión,
soñaba espejar el tiempo y en retroceso comerte y vomitarte a la vez que te volvía a masticar.

Quizás luego lo entiendas y pasees por mi neurosis con algún vestido llenito de flores y soles,
quizás cuando se vuelvan a sustanciar tus temores
seas libre de enamorar y ser enamorada
y yo tonto, y yo esquivo a interpretar soledades
ya esté buscando encontrarme en otro oscuro rincón.
Jamás pasaras inadvertida,
te quiero, te lo susurrará mi aliado el viento,
todos los días,
o cada noche que una lágrima sea luna en tu mirar.

Nunca logre realizar el cuerpo en tu cuerpo,
imposible fue cristalizar tu perfume con solo hermosear tu rosado suspirar.
No es nada, porque el infinito nunca existe,
no es nada,
adiós,
adiós.