Poema de un hombre frustrado- Parte 3

Poema de un hombre frustrado (Parte 3 )

Es un síndrome,

es una enfermedad

y es un pecado

conocido como la mujer exigente.


Inconforme con la apariencia de los hombres;

los quiere fuertes, acicalados, y hombrunos.

En cambio, yo estoy descalificado

habiendo nacido con una genética defectuosa.

Nunca sacaré abdominales

como los fisiculturistas

ni mucho menos mediré seis pies con cuatro pulgadas.

No nací con ojos magnéticos

como muchos artistas de farándula

ni sabré vestirme al estilo certamen de los Grammy.


Nací con un complejo de inferioridad

aunque tengo suficiente calidad

de inteligencia y sabiduría.

La teoría de que la mujer exigente solo busca dinero

no es cierto.

Tampoco es cierta la idea

de que cualquier mujer amará a un hombre

por su corazón y no por su físico.

Ya considero mentira la idea divina

de que no es bueno que el hombre esté solo.

Por primera vez en la historia de la humanidad

yo seré la excepción a la regla.

Rompo todos los gustos

y expectativas de las mujeres.


Soy el embajador del hombre inferior,

del plebeyo,

del que no tiene quince minutos de fama,

del que nadie le interesa hablar ni conocer,

del que es pisoteado y maltratado

por la teoría darwiniana

de la selección natural.


He decidido vivir una vida célibe,

espantaré a cualquier mujer que se me acerque

aunque sea simplemente para amistad casual.

No viviré apurado en esta vida,

yo no tengo nada que perder

ni hay razón para crecer.


¿Para qué me sirven mis metas

si no hay nadie quien me apoye?

¿Para qué me vale ser libre

si no tengo a alguien para compartir mi “libertad”?

Cuando me escuchan hablar

se sienten movidas y lastimadas,

pero no hacen mas nada.

Se quedan con la compasión

y se devoran la piedad.


No hay razón para vivir en integridad

si lo único que yo hago es crear calamidad.

Por culpa de la mujer exigente

es que me siento frustrado e intransigente.

Mi físico es horrible

soy una película de terror humana

para las mujeres.

Si yo me llego a cambiar de apariencia

habrán manadas de ellas por todas partes.

¡Que baboso soy!


Muchos hombres viven dependiendo del cuerpo

tienen más fanáticas que los mismos actores

mientras que yo soy bien rico y bueno

para las chicas feas y desesperadas.

Se mueren por tener cualquier hombre.

¿Tendré que enamorarme de las feas?

Tampoco pego una con ellas

porque no se fijan en mi.

¡Asqueroso fastidio!


No se me pegan ni las moscas;

si supieran como yo amo a una mujer,

se ahorrarían un millón de problemas.

¿Qué se puede hacer?

Nada, viviré solo y tranquilo

hasta que descienda al sepulcro.

No dejare ningún sucesor

para que no tenga que sufrir

lo que yo he estado pasando.


Así me quiere Dios

pues así me quedaré

para que El me vea en mis deplorables condiciones.

Es una decepción enamorarse

de la mujer exigente.

Pide más que el pueblo al gobernador.

Seré Freddy Krueger

en sus sueños.

Le demostrare a ese tipo de mediocre mujer

que no hay que ser apuesto ni sexy

para conquistarla.

¡Que Dios moldee a la mujer exigente!

 

A esa mujer exigente,
¡dèle un adefesio con dinero!.

No hurgue hondo en su cerebro,
pues si encuentra al coeficiente,
¡que parezca un accidente,
tenga usted,...piedad del resto!.