Poesía de burdel

Debajo de nuestras manos ese ojo de remolino
centra su mirada en nuestras huellas de arena
en este infierno solo las palabras queman.
Y nuestros ojos
se descuelgan como dos mosquitos en ataque
y tratamos de destejer todo lo que sobra
a la mesa.
Cuando el aplauso se pudre, aparece
"El arquitecto de lo sobrante" "El sanador de lo que ciega".

Periódicos con titurales de cejas...

poetas
poetastros
los amateurs
los corredores de más de 50 grados de alcohol
los escribidores que han partido tan desnudos
que sus promesas son filigranas de babas que únicamente
se adhieren a sus frentes.

Esa transparencia que atrae a todas las abejas
es lo que llenan los bolsillos
y los neceser cosméticos de las doncellas

lo único que da fin a esa transparencia de inhalación
como un punto de suspiro

es el tacón alto de delicadeza en una esquina cualquiera
a un precio módico.