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Poesía sin nombre

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Heriberto Bravo, 14 de Abril de 2008. Respuestas: 2 | Visitas: 470

  1. Heriberto Bravo

    Heriberto Bravo Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    7 de Abril de 2008
    Mensajes:
    59
    Me gusta recibidos:
    19
    Tan expuesto a la vida como a la muerte,
    tan indefenso siempre, tan indefenso,
    está el bebé soñando dentro del vientre,
    está el bebé deseando su nacimiento.

    Todavía sus ojos están cerrados
    y sueña en ver los ojos de quien lo lleva.
    Sus bracitos ya se abren como ensayando
    un abrazo a su madre tan pronto pueda...

    El niño ya sonríe cuando en las tardes,
    tras los frágiles muros que lo resguardan,
    puede escuchar los cantos con que su madre
    inquietudes aleja, tristes, de su alma.

    Sus piernitas se mueven y patalea;
    para expresar su dicha no halla otra forma;
    la mujer enmudece...quieta se queda
    y palpándose el vientre, suspira...y llora.

    Vuelan entre las flores las mariposas.
    Se ha marchado el Invierno. Todo el paisaje
    va cobrando colores. Las aves gozan;
    dondequiera la vida brota y renace.

    El bebito orgulloso flota confiado
    en el ambiente acuoso que es su terreno.
    El cordón de su ombligo es como un lazo
    con el que a veces juega. ¡Es un travieso!

    Su manita levanta y en su boquita
    se chupa luego el dedo. Hace un mal gesto.
    De aquel líquido opaco donde se asila,
    su primer trago amargo lo deja tenso.

    El corazón del niño sigue latiendo.
    Sueña el bebé que sueña... sigue soñando...
    mas, repentinamente despierta preso
    de un insólito miedo. Pasa algo raro.

    Algo extraño percibe... paralizado,
    como si sus sentidos agudizara,
    se queda inmóvil, busca qué está pasando
    fuera de aquel cubículo que lo resguarda

    Una manguera horrible, devoradora,
    ae abre paso serpeando por las paredes
    del uterino cuello y hasta que toca
    a la amniótica bolsa, no se detiene.

    La presión negativa rompe la bolsa;
    destruye la membrana do' el niño flota
    y toda el agua aquella sale de borda
    como si se cavara profunda fosa...

    El niño en ese instante con fuerte grito
    rompe a llorar con llanto desesperado;
    es un llanto profuso que nadie quiso
    escuchar. ¡Es un llanto nunca escuchado!

    Inicia giros rápidos cual tratando
    de escapar de ese objeto que lo amenaza,
    que quiere destruirlo. Los aparatos
    detectan aquel grito que nadie capta.

    Gesticula el pequeño con dramatismo;
    tal vez busque palabras, pida socorro,
    mas, como son palabras que no ha aprendido,
    él llama a su mamita de todos modos.

    Con bruscos movimientos quiere escaparse;
    en su inaudible grito se le ha quedado
    la boca bien abierta...;pero no sabe
    qué hacer y crece el ritmo, ritmo cardiaco.

    Se convulsiona inerme. Sigue tratando
    con sus minadas fuerzas de protegerse
    y evitar de aquel tubo todo contacto.
    Su espacio es reducido. Ya más no puede.

    El agresor le lleva las de ganar.
    La punta de succión, como sanguijuela,
    se adhiere a su piernita sin vacilar,
    y la saja de un tajo. Se oye honda queja...

    El bebé mutilado sigue moviéndose.
    Cada vez son más torpes sus movimientos.
    Cada vez más los cielos estremeciéndose.
    ¡CADA VEZ SON MÁS TRISTES MIS PENSAMIENTOS...!

    Su mismo medio ambiente se pone en contra,
    pues antes era líquido y ahora seco.
    La infame aspiradora vuelve y lo toca
    buscando a ciegas, quiere cesarlo presto.

    Le da lo mismo un brazo que la otra pierna
    o el tronco. Para el crimen no hay un proceso
    de selección. En eso no hay quien pretenda
    una escala jerárquica, no. ¡Nada de eso!

    El bebé continúa llora que llora
    aterrado, indefenso frente a la muerte...
    ¡Qué a destiempo ha llegado su postrer hora!
    ¡Qué fácil lo abandonan ante su suerte!

    ¡Qué agonia tan cruenta e impresionante!
    Reincidente aquel tubo vuelve y lo atrapa
    y esta vez a un bracito, lo mismo que antes,
    se prende del bebito y se lo arranca.

    El se niega a morir. Descoyuntado
    se sigue sacudiendo con macilentos
    estertores postreros. Instinto vano,
    pues nadie ante la muerte tiene argumentos.

    La manguera succiona el tronco blando
    arrancando aquel cuerpo de la cabeza.
    Lo logra al fin...¡ya todo ha terminado...!
    La cabeza no cabe por la manguera.

    El criminal perito mete los fórceps
    de pólipo en el vientre con displicencia;
    el cráneo del bebé lo aplasta entonces
    y lo extrae con ciega indiferencia.

    Los restos son sacados con esa asepsia
    propia de los que ocultan con gran detalle
    el cuerpo del delito, no su conciencia,
    porque aquí la conciencia se fue a la calle.

    El recipiente oscuro de la manguera
    succionadora, acaba ya de llenarse
    con los restos de sangre, de sangre nueva,
    con fragmentos de hueso...de hueso y sangre...


    Heriberto Bravo Bravo
     
    #1
  2. 30-09-13

    30-09-13 .

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    26 de Noviembre de 2010
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    Ante esta denuncia que haces de una aterradora realidad, no me queda más que descubrirme y afirmar que se puede escribir bien, muy bien, o escribir como lo hace HERIBERTO BRAVO, que ya es el grado más alto al que cualquier poeta puede aspirar. Eres muy grande como poeta, aunque tu enorme humildad te impida a veces reconocerlo.

    Un abrazo y mis estrellas.

    José Luis Blázquez
     
    #2
  3. E.Fdez.Castro

    E.Fdez.Castro Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    25 de Abril de 2009
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    Género:
    Hombre
    Este es uno de los grandes poemas que me hacen llorar.
    Me enmudece esta catedral contra el aborto.
    Mi más grande admiración al autor y mis mpequeñas estrellas.
    Un fraternal abrazo.
    Castro.
     
    #3

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