Poesía tonta, del monstruo que salió del armario.

La niña pequeña el sueño no conciliaba
Su cuerpo, de miedo temblaba.
No era por frío, que sus dientes castañeaban.
Con manta, calcetín y pijama ella se tapada.

Las sombras del cuarto no le asustaban.
Tampoco cuando el viento ululaba.
Pero en su cama la niña pequeña temblaba.
Era porque un monstruo su armario habitaba.

No temas nada mi niña asustada.
Si el monstruo está dentro, no te hará nada.
Y si sale del armario, de madrugada.
Se irá de fiesta, la loca emperifollada.

Duerme tranquila mi niña adorada.
Con esta poesía tonta y mal rimada.
Busco en tu cara, una sonrisa pintada.
Y la paz y el sosiego en tu alma cansada.

 

Gracias Bristy.
Salud y suerte...

 

Eres mi tratado de paz firmado.
Estoy cansada de guerras y batallas.
Agotada de correr y correr para no llegar a nada.
"Los monstruos no existen".

Todos los días me lo repito y repito.
No existen.
Yo le di ése poder.
Ahora se lo quito.

Gracias por existir y cuidar de mí.

 

Gracias por dejarme estar y por dejarte querer...