Poeta

el olvido sentido quedó atrás,
largas esperas mueren debajo su razón,
no quita el velo que separa la realidad,
vacios sus sueños de su dolor.

Miente a su eterna aurora,,
vacios instintos reclusos de su madurez,
siente que las odas no se apiadan de él,
oscuros desiertos de sus eternas horas.

Negándose de nuevo otra vez,
cual infante que juega solo a perder,
se pelea entre risas , palabras,
buscando rimas que atesoren el alma.

Siempre una frase final, que le atormenta si piedad,
suyas las dudas como tordos famélicos acuden al olivar,
dejando desnudos los huesos de los frutos del árbol,
sin restos que recuerden su esplendor pasado.

Recuerdos pasados detrás del camino,
apilados a la vereda junto sus olvidos,
no más que vientos feroces reducen sus tivios libros,
memorias que unos pocos solo han vivido.

Más,, siempre una última vez, la imperecedera,
la que le mueve a sentarse de nuevo en mitad del camino,
un brote de aliento nuevo que recorre su garganta,
desde el fondo sube como rio que corre libre sin destino,
se habre paso entre las rocas viejas y agrietadas,
y explota firme libre tras el invierno en primavera.