Ponga un filtro en su espejo.

Su reflejo, invitaba a ser mirado
siendo un bebé, su fiel y asiduo cliente
que al espejo miraba indiferente,
cumplió los diez y allí se vio enmarcado.

Llegando hasta a los quince acomplejado
para ser a los treinta un referente
hoy con cuarenta, dijo: Es deprimente
ver que diez y ocho canas he peinado.

Como espejismo tilda a tal camelo,
que en su orgullosa imagen hizo diana
con tanto atino que forzó su duelo.

Se repuso al mirarse una mañana
y ver que su ego envuelto en terciopelo
los reflejos filtraba a tanta cana.

Amadeo.​

 

Buen soneto, Amadeo. Has relatado bastante bien nuestra relación con el espejo : de pqueñines nos es indiferente, luego empezamos a tomar conciencia de nuestra propia imagen; para algunos llega luego la etapa de Narciso y más tarde empieza el lastre de ver que el paso del tiempo bos va dejando marcas indelebles, aun que algunas, como las canas, se puedan disimular.

Me ha gustado, amigo.

Mi felicitación con un cordial saludo.

 

Ese espejo veraz que pone el orgullo en su sitio... Muy buen poema. Un saludo.

 

Hola Jmacgar: Gracias por tus visitas y apoyo, que me hacen crecer y corregir segundas y terceras lecturas. U n abrazo. Amadeo.

 

Gracias luz gento: Me reconforta tu visita y elogios. Un abrazo. Amadeo.

 

a mi más que precioso el soneto, me parece maravilloso y que idea tan singular la del título,que ocurrencias tienes en poesía, sacas unos temas
tan ocurrentes, te admiro tanto en poemas, como en ovillejos,marga

 

Hola mi musa Marga: Gracias por tus elogios me inspiras y te voy a dedicar a tus cigarrillos un ovillejo. Un abrazo. Amadeo.