¿Por qué ella?

¿Por qué ella?

Me preguntas y túurente. r mirandome me miras fijamente con los ojos grandes. No hay rastro de ira, dolor, ni tristeza solamente pura curiosidad. Sin siquiera ponerme a pensar un poco te explico. Como nos conocimos, como compartimos cosas en común, como nos amamos nuevamente. Te comento sobre su forma de ser y cómo nos complementamos. Tú solo sonríes y asientes ante lo que digo. Dejas una pequeña risa salir de tus labios y yo solamente te observo. Te quedas pensativa por un momento y me vuelves a mirar fijamente a los ojos. Siempre disfrutas de mirar a los ojos de la gente, como si así pudieras ver más allá.

- Tiene sentido – dices y te ríes – Tu eres artista y a ella le gusta el arte, ella amanece y tú la dibujas, suenan juntos y hacen música. Supongo que eso es amor… tiene sentido.

Negaste con la cabeza y parecías desilusionada. No te entendí, nunca logre entenderte. Quizás porque éramos muy diferentes, no concordábamos realmente. Me sonreíste amigablemente mientras comenzabas a vestirte. Te veías graciosa bajo el abrigo, tan grande y largo sobre tu figura tan pequeña. Te acompañe a la puerta, te revolviste el cabello y lo escondiste bajo tu gorro rojo. Ese gorro que tanto resaltaba en tus cabellos oscuros. Antes de irte del todo me saludaste y sonreíste por última vez, dejando tras de ti las palabras que hasta hoy no me dejan en paz.

- ¿qué pasa si no hace más sentido? – negaste con la cabeza como si estuvieras frente a una situación absurda – olvida lo que digo.

Te fuiste y como estaba planeado nunca nos volvimos a ver. Tus sonrisa volvía de a ratos a mi mentes, con tus dientes torcidos y tus labios carnosos. Recuerdo tu rostro cortado por tu nariz, grande y para nada de fotografía, pero si quedaba bien a tus ojos achinados y tus lunares característicos. Recordaba cómo te reías de todo y cuantas veces te vi sonrojada. Recordé tus palabras y no tiene sentido. Por alguna razón revolotean en mi mente cada vez que no hay nada en que pensar y me planteo todas las preguntas que alguna vez me hiciste. No tenía sentido, tanto como nosotros no lo teníamos, como tantas otras cosas en la vida que nunca soñamos. Y la miraba a ella, ella quien tanto me importaba, a quien siempre conocí y a quien amaba. Si, ella tenía sentido en mi vida y tú eres solo un recuerdo que me aplasta, una noche que me tortura y un calor que me atormenta.