¿Por qué me odias, si yo te amo?

¿Qué te hice para que me des desprecio,
por qué no te gusta escuchar mi sentir,
y cuando de éste te hablo te quieres ir,
viéndome cual si fuera un adefesio?

Tus ojos, verdes como los de un gato,
me lanzas miradas envenenadas,
que van de la compasión despojadas
y me lastiman sin ningún recato.

Todas tus palabras, de molestia son,
y son tan filosas como puñales;
hacen que se desangre mi corazón.

Lo único que lograría curarme
es una cosa que no me darías:
es que, como yo, tú logres amarme.

 

Es complicado amar y sacarnos de la cabeza y del corazón a quien no quiere amarnos, durísimo, pero tal vez te hace un favor y conoces a alguien que realmente te merezca. Un gusto pasar y leerte.

 

un placer pasar por sus letras,saludos.

 

Robsalz, muchas gracias por tus palabras. Tienen mucha razón, y es verdad: en el momento no parece más que un dolor, pero eso cambia con el tiempo, cuando te encuentras con algo mucho mejor. Qué bueno que te gusto, muchas gracias

 

Sebastián, muchas gracias también a ti. Me alegra que te gustara este poema